Las hermanas Silvia y María Romero, Elena Corrales, Miriam García y Marina Díaz, las cinco jugadoras nacidas en la comunidad del Al-Qazeres, afrontan el reto de regresar a la élite en casa con una especial ilusión

"Como jugadora de este club desde los 9 años, sería increíble ver cómo tu equipo vuelve a estar en lo más alto". La reflexión correspondía anoche a Marina Díaz, una de las jóvenes talentos del Al-Qazeres. Ella, como todas las extremeñas, cinco en total en el grupo, viven con especial pasión las jornadas anteriores al inicio de la fase de ascenso a la Liga Femenina, que arrancará el jueves 28.

"Estamos afrontando estos días con muchas ganas e ilusión", dice mientras tanto la placentina Silvia Romero, que en su exposición posterior enfatiza. "Después de la temporada que hemos realizado, conseguir el ascenso en el Macayo, con toda nuestra afición y familiares, sería algo increíble y un sueño cumplido para el club y la ciudad, la mejor forma de terminar el año". Su hermana, María Romero, aunque esté aún en proceso de recuperación de su grave lesión, también lo vive intensamente. Ella será una más, sin duda.

No cabe duda: optimismo moderado, pero todo brota a borbotones en las jugadoras de casa ante lo que se avecina. "He animado a mi gente conocida. Si el primer año que se hizo aquí, el pabellón era una olla a presión, en éste será una bomba de relojería. Los niños y niños de cantera extremeños verán que pueden ser un ejemplo", reflexiona mientras Elena Corrales, para quien también supone un reto superlativo la fase.

Miriam García abunda: "Queremos que Cáceres y Extremadura disfruten del baloncesto femenino y que nos ayuden a conseguir volver a la máxima categoría", reclama la baloncestista, que recuerda que se ha trabajado en la plantilla "duro" y que por ello se irá "con muchas ganas a cada partido".

"Siendo de casa y con nuestra gente, vamos a regalárselo". Es un deseo, el de subir el que expresa Marina Díaz. En realidad, es algo que piensan todas ellas. "Es el último esfuerzo de toda una temporada", abunda.

El Multiusos, donde entrenan las chicas, apaga sus luces, pero el espíritu aún fluye. Y se trasladará, en menos de una semana, hacia el Serrano Macayo. La espinita de no poder subir en casa de la anterior ocasión aún está clavada, pero ya no duele, entre otras cosas porque hay nueva opción en el horizonte.


J.M. Ortiz
foto: J.L. Leo
elperiodicoextremadura.com