Con Laia Palau en el equipo, el Uni ha sido capaz de ganar siete de los trece partidos que ha jugado contra el Avenida, el último obstáculo para llegar a la cima en la Euroliga

 

La llegada de Laia Palau (Barcelona, 1979) en Girona verano de 2018 fue un revulsivo para el Uni aferrara a la idea de continuar combatiendo deportivamente por tierra, mar y aire la Avenida, el club de referencia en las competiciones FEB los últimos quince años. El club de Salamanca, rival mañana y el miércoles por una plaza en la final a cuatro de la Euroliga, no ha dejado de configurar plantillas superlativas con un presupuesto muy por encima de su rival periférico, sobre todo tras el disgusto de 2015, cuando se quedó sin la liga. Palau, la mejor jugadora catalana de todos los tiempos, no sólo ha reforzado la autoestima del club, sino que ha tenido un impacto directo en el rendimiento del equipo.

Tras el triunfo en las semifinales de la copa, el balance de enfrentamientos directos con Palau en el timón es de siete victorias de las gerundenses y seis de las castellanas. Poca broma. También puede ser necesario revisar el concepto de favo-ri . Para las dos bandas han pasado no sólo múltiples jugadoras, sino también entrenadores diferentes. En número de títulos, tres por lado. El Uni ha hecho un triplete nunca visto en tres cursos (liga, copa y supercopa) y la Avenida ha ganado dos copas y una supercopa. La liga de la temporada pasada quedó en el aire.

Esto de esta semana, con todo, es otra categoría. El Avenida no juega una final a cuatro de la Euroliga desde el 2012 y para el Uni la idea de final four en sí misma parece una utopía. "Después de ganar la copa, vernos en los cuartos de la Euroliga es como algo irreal", admitía Palau en la celebración del último título. "No se trata -hay afegia- hacer tampoco una gran locura. Ganando uno de los dos partidos podemos ser. "

En Salamanca ya saben qué pie calza. En 2018 Fontajau vivió una de sus tardes más mágicas con una paliza sin precedentes (79-53) liderada por la internacional. El equipo, a pesar del disgusto de una derrota amarga en la final de la copa, remató la temporada con la apoteosis final en el play-off (73-65). Al final del partido, Palau anunciaba que seguiría un año más comandando las operaciones en el parqué. En septiembre llegó la primera supercopa y en la fase regular el equipo volvió a demostrar que ganar en Salamanca no es ninguna epopeya (55-68). En Girona, Palau y compañía volvieron a hacerse valer (60-55).

El aplazamiento de los Juegos por la pandemia propició también la renovación de la base. Con 41 años, los que no la veían preparada para asumir retos como el de la copa -Semifinales con prórroga y final contra el equipo local- se volvieron a equivocar.

Los aficionados de Salamanca son los que más temen Palau, no sólo para estos dos años y medio de rebeldía constante de Girona contra el poder establecido, sino por el recuerdo que tienen de cuando lideraba el antiguo Dorna y el Ros Casares. El equipo valenciano ganó con Palau hasta diez finales (cinco ligas, dos copas y tres supercopas) a su máximo rival.

 

Lluis Simon
lesportiudecatalunya.cat
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foto: LOKOS X EL BALONCESTO FEMENINO