Tan cerca, pero tan lejos. El Casademont Zaragoza jugó de tú a tú ante el Fenerbahce e incluso fue mejor que el mejor equipo de Europa y campeón de la Euroliga durante muchos momentos, pero, tal y como le paso ya en Turquía, un mal inicio le condenó e hizo que su gran partido y su actitud encomiable se quedaran sin premio (69-80) en un encuentro que, sin embargo, deja conclusiones tremendamente positivas para Cantero.
La derrota ante las turcas deja un regusto especialmente amargo porque, al revés de lo que ocurrió en el choque de ida en tierras otomanas, donde el Fenerbahce pudo reservarse y se dejó ir en la segunda mitad, en el Príncipe Felipe no pudieron permitirse ni un momento de respiro ante un Casademont que le llevó al límite, pero para el que los 15 puntos de desventaja con los que terminó el primer cuarto fueron una losa que, a pesar de los innumerables intentos, no pudo levantar.
Para tener opciones de triunfo, seguro que Cantero había advertido a sus pupilas que el inicio era vital y el no dejar escapar a las turcas clave. Esa lección debería haber estado aprendida. Sin embargo, las aragonesas no pudieron hacer nada para contener el potencial del Fenerbahce. A sus jugadoras, estrellas mundiales, les encanta jugar en los mejores escenarios y quizá por ello se vinieron arriba en un Príncipe Felipe muy metido en el partido desde el inicio. Del enfado por un par de decisiones arbitrales cuestionables se pasó a las caras de asombro ante el recital de las Meesseman, Tina Charles, Julie Allemand y compañía. En el Casademont solo anotaron Nystrom y Mawuli en un primer parcial que acabó 11-26 y, por si fuera poco, con lesión de Gatling.
La pívot americana se hizo daño a los pocos minutos de empezar el duelo y ya no volivó a la cancha. El panorama era desolador y el principio del segundo parcial lo confirmó. Las turcas seguían a lo suyo y la diferencia llegó hasta los 21 puntos. Dos opciones tenía entonces el Casademont: tirar la toalla o apretar los puños. Para regocijo de un enloquecido Príncipe las de Cantero eligieron la segunda opción. Se puso bronco, muy bronco, el partido y a base de raza fue recortando un equipo aragonés que, con el 22-36 con el que se llegó al descanso, se podía permitir el lujo de soñar.
Reacción
No sé lo que se habló en el vestuario local durante el parón, pero las jugadoras de Cantero salieron convencidas de que el milagro era posible. Aparecieron entonces Mariona Ortiz, Helena Pueyo y Nerea Hermosa (gigante sustituyendo a Gatling) y el Casademont llegó incluso a bajar de la psicológica renta de diez puntos y se colocó a siete. El pabellón era una fiesta mientras las turcas, incrédulas, no entendían bien lo que estaba pasando. Pero es que son muy buenas y contra eso es difícil luchar. Tres triples en tres ataques consecutivos volvieron a poner las cosas en su sitio y a elevar la renta del Fenerbahce.
Entró entonces el partido en un tramo de acierto alto de los dos equipos, algo que ya no le valía a las de Cantero. Los minutos pasaban y la diferencia era demasiado grande como para pensar en la victoria. Cinco puntos consecutivos de Helena Pueyo pusieron algo de picante al final de un choque que decidió, si no lo estaba ya, Atkins con un recital desde la larga distancia. No ganó el encuentro el Casademont, pero ganó muchas otras cosas en un partido con un inmenso mérito para las pupilas de Cantero. Además, de paso, seguro que aprendieron una lección. Con la actitud de este miércoles, los equipos que pueden vencer al Casademont se pueden contar con los dedos de una mano. El Fenerbahce, por supuesto, es uno de ellos.
Casademont Zaragoza (11+11+25+22): Mariona Ortiz (6), Atkinson (4), Czukor (2), Nystrom (13), Gatling (-) -cinco inicial-, Brcaninovic (-), Laia Flores (-), Pueyo (15), Hermosa (12), Mawuli (12) y Mistinova (5).
Fenerbahce (26+10+23+21): Allemand (10), Uzun (7), Gaby Williams (4), Tina Charles (15), Meesseman (12) -cinco inicial- Atkins (16), Cakir (3), Onar (5), Milic (2) y Badiane (6).
Arturo Pola
elperiodicodearagon.com