La internacional española, que podría tener afectado el tendón de Aquiles, rompió a llorar nada más caer lastimada en el tercer cuarto. La afición local y la plantilla de Cantero le dispensaron ánimo y cariño al final del partido.
La imagen más dolorosa de la estelar victoria del Casademont Zaragoza ante el Praga fue la lesión de la jugadora visitante María Conde. La internacional española se retiró en el ecuador del tercer cuarto, con el marcador muy igualado (53-47), tras lastimarse en una penetración a canasta. Nada más caer al suelo, la madrileña evidenció con gestos de dolor que se trataba de un contratiempo serio. Las primeras sensaciones de su entorno, este mismo miércoles en el pabellón Príncipe Felipe de la capital aragonesa, hablaban del tendón de Aquiles, pero serán las pruebas médicas quienes dictaminen el alcance de la lesión.
Nada más retirarse al banquillo, María Conde se derrumbó y comenzó a llorar. No había consuelo para la talentosa exterior, que fue rápidamente arropada por todas sus compañeras en el banquillo del Praga. Los servicios de asistencia recurrieron incluso a una silla de ruedas para llevarla hasta el vestuario, ya que era completamente imposible que apoyase la pierna izquierda. Durante ese corto trayecto hasta la caseta, Conde recibió una enorme ovación del Príncipe Felipe, que durante unos pocos segundos pareció olvidarse de lo que estaba aconteciendo sobre la pista.
Pese al dolor, respondió a los aplausos con gestos de cariño y agradecimiento. Pero la ola de respeto hacia una de las mejores jugadoras españolas del momento no cesó ahí. Nada más acabar el partido, pese al enorme triunfo que acababan de conseguir, la plantilla del Casademont Zaragoza optó por esperar unos segundos más para celebrar la victoria.
Rápidamente, todas las jugadoras de Carlos Cantero se dirigieron hasta la esquina del banquillo checo para saludar e interesarse por el estado de Conde, que permaneció en la silla de ruedas hasta la conclusión del encuentro. El propio Casademont Zaragoza, a través de su ‘speaker’, dispensó unas palabras de cariño a la jugadora del Praga, que difícilmente recuperaba la compostura.
J. Oliván Lázaro
heraldo.es
foto FIBA