La rueda del éxito de un modesto en la Liga Femenina de baloncesto marca un ciclo perverso: formar, crecer, perder jugadoras y volver a empezar. El Star Center Uni Ferrol, el único club gallego en la máxima categoría, se reseteó en verano. Continúan Bea Sánchez y la canterana Carmen Fernández y llegaron ocho jugadoras.

El presupuesto, de unos 237.000 euros, limita los fichajes, y el club intenta relanzar carreras y apostar por las jóvenes. Después de cuatro partidos, colidera la clasificación con tres victorias, como Girona, Perfumerías Avenida, Gernika y Bembibre.

El entrenador, el exbase Lino López, entiende que la fuerza en su vestuario la marca el bloque. «Hubo partidos en que cinco o más jugadoras metieron más de diez puntos. Eso te hace menos previsible. Y esta temporada tenemos algo más de poderío físico para ayudar en el rebote». Pero juega con cuatro exteriores y una interior. «No utilizamos sistemas cerrados sino ideas por conceptos en las que todas pueden hacer de todo, postear, jugar directo o buscar el uno contra uno. La que tiene el balón puede ir a cualquier sitio. Es un planteamiento que exige más concentración, pero resulta más atractivo», resume el entrenador, que en noviembre cumple cuatro años al frente del equipo, su única experiencia hasta la fecha en un banquillo.

El inicio de competición se adelantó al 26 de septiembre y, como los contratos limitaban la pretemporada, el entrenador ideó tres planes. Por un lado mandó vídeos personalizados a cada jugadora en cuanto fichó, para que interiorizasen las ideas que quería. Además, envió un plan físico para adelantar la puesta a punto. Y por último propuso una semana de entrenamientos voluntarios. «Todas adelantaron la llegada, salvo una por motivos personales», elogia.
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Llegaron las bases Ana Suárez (Cadí La Seu) y Vilma Kesänen (ToPo Naiset de Finlandia), la escolta Patricia Cabrera (Islas Canarias), las aleros Laura Quevedo (Bembibre), María Araújo (Celta) y Paula Cuiña (Pontumio y Maristas) y las pívots Sara Hammond (Tennessee) y Becca Mills (Michigan State).

Los vídeos previos a la pretemporada forman parte del ideario del entrenador. «Les hago un play book para que conozcan mi idea de juego y vean donde creo que pueden sacar ventaja, e incluyo un documento con mis sistemas y un texto. Luego, a lo largo de la competición soy muy pesado con la corrección de errores tras los partidos y con el análisis previo de los rivales», bromea el entrenador del Star Center, actual referente del baloncesto en Ferrol, sin equipo masculino en las cuatro principales categorías.

No mira más allá del próximo partido, apegado al objetivo de la permanencia, pero admite una virtud de la plantilla: «El grupo tiene carácter. No se pone nervioso en situaciones delicadas», explica el técnico. Y elogia a su cuerpo técnico. «La campaña pasada todas pudieron disputar todos los partidos, sin lesiones. Suerte, y también acierto de Álex de la Vega e Itziar Eirín».

Entre los cinco colíderes, tres equipos los dirigen entrenadores gallegos, el Girona de Miguel Ángel Ortega -catalán de nacimiento pero arraigado en Galicia-, el Bembibre del ferrolano Chiqui Barros y el Uni de Lino.

Paulo Alonso
lavozdegalicia.es