El cuadro aragonés cierra la temporada con una nueva derrota ante el Valencia Basket (80-60), en la vuelta de las semifinales de la Liga Femenina.
Casademont clausuró este domingo la temporada, contra el Valencia Basket, y lo hizo con una actuación digna en la Fuente de San Luis (80-60). Pese a la derrota encajada –de nuevo amplia y concluyente, irrebatible–, el cuadro aragonés cayó con honor, con el prestigio intacto, defendiendo el decoro deportivo en una eliminatoria que ya había quedado sentenciada el pasado jueves, en el pabellón Príncipe Felipe (53-80).
En este escenario, existía el riesgo de que el Casademont desapareciera irremediablemente de la escena. No lo hizo, y eso que el Valencia Basket ofreció por momentos su mejor versión, con todo lo que conlleva. Sostenido por una presupuesto de más de dos millones y medio, dispone de una de las plantillas más rutilantes del panorama continental; y demostró su superioridad desde el primer minuto de juego, con una defensa resistente, sin apenas fisuras, y una propuesta ofensiva dinámica, eficaz y especialmente fiable desde más allá del arco.
En el inicio, el equipo local evidenció su potencial con un acierto devastador en sus acciones de ataque. Iaguvopa y Leticia Romero golpearon desde el perímetro, con dos certeros triples, y Hempe anotó con facilidad cuando recibió balones en la pintura. En el ecuador del primer acto, el cuadro levantino ya había edificado una sólida renta en el marcador (17-8), lo que se tradujo en el tiempo muerto de Carlos Cantero.
Las instrucciones del técnico no modificaron el guion. El Valencia se mantuvo firme atrás, aplicándose con vehemencia y fragor en las labores defensivas. Y el Casademont siguió con dudas en sus acciones de ataque: alcanzó los 10 primeros minutos con una importantes desventaja (21-12) y con sólo 12 puntos en su haber.
En el segundo cuarto, el Casademont se resistió a bajar los brazos, y compitió con las acciones ofensivas de Petra Holesinska. Al cuarto de hora, la desventaja era de sólo seis tantos (29-23). Pero llegaron después los lanzamientos lejanos, primero de Romero y luego de Casas, para dar lustre a un desplegue local brillante, incontenible.
El Valencia convirtió 10 triples en el primer tiempo –cuatro de Leticia Romero, tres de Casas y otros tres de Iagupova–, con un 52,6% de efectividad (10 de 19). Facturó 47 puntos antes del descanso (47-32), 30 de ellos desde el perímetro, dejando ya sin opción de victoria a las zaragozanas.
Además, Ouviña anotó un nuevo triple, en la primera jugada del segundo periodo, para hurgar aún más en la herida de las zaragozanas. Otro equipo con menos carácter se hubiera descompuesto sin dilación. No el Casademont, que apeló a su amor propio, hasta el último suspiro de la contienda, para no dejarse llevar.
Y aunque el Valencia no rebajó sus prestaciones, el conjunto de Carlos Cantero ofreció compromiso y personalidad para, dentro de sus posibilidades, finalizar el curso con una actuación decorosa en uno de los escenarios más imponentes del panorama europeo. La derrota, de nuevo contundente, ni mucho menos desacredita otra temporada de ensueño de las zaragozanas. Fue un digno epílogo en Valencia
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