Competitiva y con un físico brutal, nacida en Mali llegó a Canarias con 15 años al Clarinos y el cuadro vigués ya intentó incorporarla siendo júnior

 

La céltica Maimouna Haidara consiguió su primer MVP de la Liga Femenina con 20 años. Nacida en Mali en el año 2004, completó su proceso de formación en el mundo del baloncesto en Canarias y desde hacía mucho tiempo estaba en el radar de un Celta que terminó incorporándola a su plantilla en el verano del 2023. Es un portento físico, con unas excelentes condiciones pero también un espíritu libre dentro de la cancha.

La hoy jugadora del Celta llegó a Canarias con 15 años, en su segunda temporada cadete y después de haber brillado con la selección de Mali en el Mundial sub-17. Fue fichada por el Clarinos, entonces en la máxima categoría, que le hace un contrato largo y la cede al Tías lanzaroteño de la Liga Femenina 2 siendo júnior de primer año. En ese momento, Carlos Colinas ya le tendió las redes para incorporarla al proyecto vigués mediante una cesión, pero el acuerdo no fue posible. Haidara se quedó en Tenerife, pero sin jugar el primer año, lo que provocó que se rompiese su contrato con el cuadro de La Laguna y terminase en el Adareva, también tinerfeño, jugando en Liga Challenge. De hecho, se enfrenta al Celta del ascenso esa temporada.

Nada más conseguir el retorno a la élite, el conjunto vigués volvió a la carga y aunque la maliense tenía contrato con el Adareva, finalmente acabó en Vigo. Fue uno de los primeros fichajes del Celta para su primer año en Liga Femenina. «Es muy competitiva, físicamente siempre ha sido una chica muy exuberante y tiene mucho potencial y ahora sí que está bien asesorada. No sé a dónde va a llegar, pero si mejora ciertos hándicaps que tienen los jugadores africanos por norma, creo que puede ser una jugadora de Euroliga en un futuro», comenta el director deportivo del Celta, Carlos Colinas.

En sus inicios, Maimouna era una jugadora interior al 100%, pero ahora se encuentra en plena reconversión para jugar como alero, aunque por exigencias del guion, al faltar una pívot en la plantilla del Celta, están alternando el tres con el cuatro (ala pívot), respondiendo a la exigencia de jugar por dentro pese a los 183 centímetros al tener una capacidad física brutal.

En Vigo, en este año y medio, ha avanzado sobre todo en el juego colectivo, una de las lagunas con las que llegó cuando se vistió de celeste. «Son jugadoras que traen muy poco baloncesto a nivel colectivo, a nivel conceptos y lo que más les cuesta es entrar en un engranaje de unas normas de juego y unas normas defensivas», apunta Colinas, que no oculta que Haidara es una jugadora desordenada en el juego, «pero ese desorden te da muchas cosas a veces». Para el Celta, Haidara es el espíritu libre del equipo, todavía en proceso de crecimiento y con unas posibilidades de futuro infinitas.

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foto: X.C. Gil