La aportación del banquillo (57 puntos) es clave para remontarle al Sedis un 4-15 y ganar el derbi, resultado que lleva al Spar Girona a igualar el balance del todavía líder

 

El Spar Girona es un equipo terco. Decidido a dar guerra, a no rendirse nunca. Y también, a buscarle las cosquillas en su cuerpo técnico. Charlaba al entrenador Roberto Íñiguez con su segundo, Jordi Sargatal, minutos después de ganar el derbi ante el Cadí La Seu (82-58). Entre otras cosas, decían la suya sobre lo que puede significar haber atrapado al Valencia, todavía líder por el average, en la clasificación. Y Sargatal lo resumía en la sala de prensa: «Creemos que al equipo le faltan aún cosas por llegar a su máximo potencial, por lo que nos focalizamos en trabajar todos los días. Superar al Valencia es muy complicado». Pese a las palabras y lo que pueda pensar el staff, lo cierto es que Uni sigue picando piedra y haciéndola gorda. Hizo daño caer en Europa, pero pronto está la Copa y la Liga está todavía en danza. Dos títulos; dos opciones de luchar por algo grande, a pesar de competir contra auténticos transatlánticos. El Uni del tercer cuarto, el que atropelló al Sedis (26-6) genera expectativas muy positivas. Pero ayer, pese a exhibirse durante muchos minutos, hubo también momentos difíciles. Sobre todo al inicio. Si se levantó un 4-15 que dolía a los ojos fue gracias al esfuerzo colectivo. A la suma de todas y cada una de las jugadoras. La mejor manera de resumir una nueva edición del Partido de Todas, una iniciativa para conmemorar el Día Internacional de la Mujer que trasladó la fiesta de la grada de Fontajau al parqué.

Uni necesitó justo eso. La fuerza y ​​el empuje de todos. Para ganar el derbi y para cazar al Valencia, que pocas horas antes se había caído en Salamanca, lo que disparaba las alternativas a la parte líder de la clasificación. La aportación del banquillo fue primordial. Las suplentes anotaron 57 puntos, más del doble de los 25 que acumularon las cinco titulares. A partir de aquí se explica la remontada del Spar Girona, que empezó mal, errático. Es el conjunto que más puntos hace en la Liga Femenina, pero ayer se le había atragantado el Sedis, pesado e intenso en la pista. No entraba nada, ni las canastas complicadas ni los tiros fáciles, con jugadoras liberadas. Con unos minutos en el zurrón, 4-15 para las visitantes y el Uni que acumulaba un alarmante 0 de 5 en triples y un 2 de 9 en tiros de campo.

Un 2+1 de Bibby servía de inicio, de punto de partida. Pero el golpe sobre la mesa venía por parte de las piezas de refresco. Entre Pierre-Louis, Hristova y Ygueravide se encargaron de llevar la batuta en ataque. Se añadió Touré al segundo periodo, momento en el que entraron los triples que hasta entonces se escabullan. Hristova fue la mecha que encendió la trata y un baloncesto más un adicional suyo colocaron el 21-19. La flecha del Uni señalaba hacia arriba y el margen empezó a ser cómodo. Tras un tapón poderoso de Mack y una bandeja acrobática de Ainhoa, se llegaba al 38-29. Pero sin continuidad no hay nada que hacer y el Cadí se acercaría de nuevo con un parcial de 0-9 que dejó el derbi abierto al descanso (38-36).

 

Una risa y el derbi decidido

«Dentro del partido ha habido otro partido. Lo que ha empezado tras el paso por los vestuarios. Se nos ha anochecido y no hemos podido encontrar soluciones. Nos han pasado por encima y bajamos los brazos», lamentaba Isaac Fernández, técnico del Sedis, a los periodistas. Resumía con pocas palabras qué es lo que había pasado en el tercer cuarto. 10 minutos que fueron determinantes y en los que Uni fue muy superior, con un parcial de 26-6 que sirvió para decidir el derbi. Más bien de lo previsto, tal y como habían ido las cosas hasta entonces.

Ya no solo el banquillo funcionaba, sino que se añadieron actrices principales (y titulares) como Mack y Bibby, que empujaron con mucha fuerza para liderar a un conjunto que disparó el contador de las revoluciones en ataque y también en defensa, dejando a su rival noqueado. El partido pasó del 38-36 del descanso, lo que lo dejaba todo abierto, al 64-42 del final del tercer período. Capítulo en el que Mack se hizo mayor, poniendo tapones y capturando rebotes, aparte de ver cesta. Como hizo Bibby, que recuperó brillo con puntos y buenas acciones. El Cadí no encontraba la forma de detener al rival y sólo Ridard (16 puntos) aguantaba el tipo. Los triples eran el único argumento de las visitantes, que aún así hacían aguas en ataque. Ya con todo dato y bendito, nadie esperaba ningún resurgimiento. Uni había olido sangre y se había lanzado a por todas. La fiesta del tercer acto se alargaría también en el cuarto, con Berta Ribas aportando su granito de arena con un par de puntos. Entonces, ya no estaba el Cadí. Había dimitido. Imposible detener a un equipo como Uni, con múltiples argumentos y la fuerza de todas empujando.

 

Carles Rosell
foto: David A. Fita
diaridegirona.cat/G.T.