Los fichajes confirmados de Fingall y Vorackova y los pendientes de Leite y Gueye elevan el techo del equipo aragonés a una dimensión hasta ahora desconocida
Todavía con el sabor agridulce que dejó el subcampeonato liguero en el Casademont Zaragoza, el equipo aragonés ya perfila una nueva temporada que se augura incluso más ilusionante que la anterior. Porque da la sensación de que las de Cantero han competido por encima de sus posibilidades durante las tres últimas temporadas, pero casi siempre les faltaba algo para poder dar el salto definitivo, que es el más complicado y además el más caro, que te permite pelear con garantías por títulos.
Esa impresión se pudo palpar a la perfección en la final de Liga frente al Valencia Basket. Querer no es poder y más si no se tienen los mimbres necesarios. Algo que está empezando a cambiar. Porque si algo han demostrado estas primeras semanas del mercado de fichajes en el baloncesto femenino europeo es que el Casademont Zaragoza no va de farol. No hay más que comprobar el calibre de las cartas que está poniendo sobre la mesa. Las ya confirmadas y las que no son todavía oficiales, pero que son un secreto a voces.
Para muestra, un botón. Porque con Veronika Vorackova, la última en llegar a Zaragoza, no estás fichando un melón por abrir o una apuesta (algo que es obligatorio cuando tu presupuesto no te permite aspirar a cierto rango de nombres). Estás sumando a tu equipo una jugadora clave, una piedra angular del actual campeón de la Euroliga. Sin ir más lejos, en la Final Six que se celebró en la capital aragonesa. Tanto en la semifinal ante el Fenerbahce como en la final frente al Mersin, la checa jugó más de 30 minutos.
Luego saldrá mejor o peor, pero el paso adelante que está intentando dar el club es evidente. Ya lo advertía Carlos Cantero en una entrevista que concedió a este diario pocos días después de que acabara la temporada. «La plantilla está muy avanzada, estoy muy ilusionado con lo que viene», confesaba el técnico madrileño. Por aquel entonces, es muy probable que Cantero supiera ya que Vorackova iba a llegar, así como el fichaje de Nadia Fingall, el que primero se confirmó y que también supone una evidente mejora en la parcela del juego interior, posición donde más sufre el equipo aragonés cuando juega contra los mejores de Europa.
Esas dos incorporaciones ya suponen un puñetazo encima de la mesa. Pero es que lo que falta por hacerse oficial eleva al Casademont a un territorio por el momento desconocido. Porque si se confirman los fichajes de Carla Leite, la perla francesa que está deslumbrando en la WNBA y el de Aminata Gueye, las zaragozanas saldrían definitivamente del apelativo del cuarto grande en la Liga Española y opositaría seriamente para ser un candidato serio en cualquier competición que juegue y al menos un aspirante a tener en cuenta, aunque sin ninguna obligación, en la Euroliga, competición que parece tener entre ceja y ceja el club debido a la celebración de las dos próximas ediciones de la Final Six en Zaragoza.
Quintetos
Jugando, por el momento, a baloncesto ficción, un quinteto con Mariona Ortiz, Vorackova, Mawuli, Fingall y Hempe es una cosa muy seria. Si a eso le añades una segunda unidad con jugadoras como la joven Carla Leite, Helena Pueyo, Helena Oma, Aminata Gueye o Nerea Hermosa esperando su oportunidad desde el banquillo (aunque todas ellas podrían salir de inicio en cualquier partido) el asunto comienza a coger un color dorado de, si no estar en la obligación de ganar algún título, al menos de no conformarse con competir de tú a tú frente a los grandes.
Porque el club aragonés está tomando el camino correcto, inversión económica incluida, para convertirse en uno de ellos. El Casademont Zaragoza ha alcanzado ya un nivel que el crecimiento exponencial que ha subido el equipo en los últimos años es imposible de mantener. Para alcanzar la cima queda lo más difícil, o quizás es un paso inalcanzable para el club, pero el salto de calidad que ha preparado obliga al equipo a quitarse la careta y los complejos y mirarle a los ojos a cualquiera que pase a partir de ahora por el Príncipe Felipe.
Arturo Pola
elperiodicodearagon.com