Un Spar CITYLIFT Girona cansado y sin rumbo pierde claramente contra el Bembibre en el partido más flojo del equipo de Miguel Ángel Ortega esta temporada · El divorcio entre el técnico y la directiva vuelve a abrir la puerta a la destitución del entrenador
En los dos últimos años la decepción del Uni en la Copa siempre acaba desembocando en un partido para olvidar. La temporada pasada, el equipo de Ramón Jordana volvió afectado de Torrejón de Ardoz (derrota ante el Conquero en semifinales) y el siguiente fin de semana el equipo perdió en Rivas. Jordana, el más afectado del vestuario para la decepción de la Copa, dimitió al día siguiente. Un año más tarde, el técnico del Spar CITYLIFT Girona, Miguel Ángel Ortega, no tiene ninguna intención de facilitar el trabajo a la directiva y plegar sin embargo, entre la decepción de la Copa y el desgaste de ir el miércoles a Bourges a cerrar la participación en la Euroliga, ayer el Spar CITYLIFT hizo un partido deplorable contra el Bembibre. La derrota por 10 puntos (62-72) todavía medio oculta las carencias de un gerundense cansado, desorientado, que no sabía qué quería jugar y en el que las jugadoras intentaban hacer cada la guerra por su cuenta. El juego interior del Bembibre, con McKinney empequeñeciendo todo el que se le acercó, los triples de Vukoje y Vega Gimeno y la clara superioridad de Anna Gómez sobre Noemí Jordana en el duelo en la dirección de juego, son algunas de las explicaciones de la dolorosa derrota gerundense. El resumen, sin embargo, sería que el Uni en ningún momento llegó a competir ayer. Simplemente no estaba.
Una derrota que deja el Spar CITYLIFT Girona en el cuarto lugar de la clasificación, superado por el pujante Mann Filter, y con sólo una victoria de margen sobre el Cadí. Mala pieza en el telar para un club que quiere volver a jugar la Euroliga el año próximo y en el que el divorcio entre técnico y directiva es cada vez más evidente. La junta no se atrevió a dar el paso de destituir Ortega el día después de la derrota en el derbi contra el Cadí, y después el técnico tomó aire con las victorias contra Castores en la Euroliga y en la pista del Campus Promete, pero ahora, a siete jornadas para terminar el campeonato, vuelven a aparecer las dudas si se va hasta el final con el técnico del Hospitalet, y con su innegociable estilo de juego basado en la defensa, o se apuesta por algún joven entrenador de las comarcas gerundenses que, sin experiencia en la élite, intente cambiar la actual dinámica. La próxima semana no hay Liga y el equipo tiene fiesta hasta el próximo lunes. Hay margen para tomar la decisión con calma.
El estado físico de Anna Gómez y el de Noemí Jordana es como un huevo y una castaña. Absolutamente diferentes. La doble participación en Liga y Euroliga ha pasado una cara factura a todo el Uni -ayer Spanou y Pikciute fueron baja por pequeñas lesiones en el tobillo y en la espalda-, pero especialmente a la veterana base de Torelló. Consciente del estado físico de su base y de su equipo, Ortega comenzó el partido renunciando a presionar toda la cancha. Y, a día de hoy, este equipo no sabe hacer nada más con un mínimo de criterio. El juego en ataque estático es inexistente, y la única jugadora capaz de romper defensas por talento (Italee Lucas) no gusta al técnico.
Sin Pikciute, el juego interior quedaba en manos de Coulibaly, otra de las que no gustan a Ortega. Aunque coger 14 rebotes, la pívot de Mali nunca pudo con la poderosa norteamericana que el Bembibre fichó hace tres semanas: Shanece McKinney. La corpulento interior anotó ocho puntos fáciles en el segundo cuarto cuando el Bembibre rompió el partido, todos con canastas fáciles bajo canasta ante la casi inexistente defensiva, y superando pronto los diez puntos de ventaja el Bembibre ya no sufrió nunca por la victoria. Mientras unas jugaban con criterio, consiguiendo triples liberados por Gimeno y Vukoje, las otras corrían sin rumbo intentando evitar una derrota que era absolutamente inevitable
Marc Verdaguer
foto: A. Resclosa
diaridegirona.cat