Aquella crisis del 21 de febrero en el Cerro del Telégrafo no se cerró del todo hasta el jueves en la cabeza de Ramón Jordana. Aquella imagen de su hija Noemí deshecha a pie de pista, un rato después del partido, consciente de que se había roto algo en el equipo y que quien la podía reparar no era el club, quedó definitivamente enterrada en Fontajau cuando el trofeo de campeón se alzó al cielo en manos del Spar. Después del partido, Roberto Íñiguez hizo nuevamente protagonista Ramon Jordana. Le dedicó el título y repitió que él había dado continuidad a un gran trabajo.
"Si tengo que decir la verdad, me da un poco de vergüenza", explicaba ayer Jordana refiriéndose a los elogios de su sucesor, aunque terminó admitiendo que "un poco de estimación no hace daño a nadie. Le estoy muy agradecido ". Y, él que protege bien sus sentimientos, hablaba desde el corazón: "Es uno de los días más felices de mi vida porque se han alcanzado los objetivos, que no eran otros que los del equipo. Y eso me ha dejado muy contento y muy relajado. Para mí la temporada no había acabado. Mentalmente me había desconectado del equipo. "
Baloncesto y espacios
Desea que el título acelere la mejora del club: "Lo más importante es que el título sirva al club para dar otro paso adelante y para continuar cambiando la mentalidad de club pequeño por la de equipo grande. Si no pasa nada por perder, acabas perdiendo, y eso ha cambiado. "
Jordana habló de su enfoque del baloncesto y de las dificultades para hacer asimilar los cambios. "Cuando llegué a Girona me encontré con una cierta desconfianza. Era el entrenador de los niños, pero resulta que también he sido profesor de la mayoría de entrenadores de la liga. Tenía claro que el baloncesto siempre se puede cambiar, hacerlo más simple cambiando los conceptos. Noemí decía que otros años había habido mejores plantillas. ¿Por qué hemos ganado, entonces? Porque hemos hecho un trabajo muy bestia. Y Íñiguez decía que el trabajo duro a veces causa conflictos. Yo añadiría que la juventud de hoy debe entender que si no se trabaja fuerte no hay éxito. Y también se ha ganado porque este concepto mío de buscar ventajas a partir de los espacios no la han sabido contrarrestar. Y tengo que agradecer que el entrenador que me sucedió fue inteligente y ha respetado el buen trabajo que se había hecho. "
La copa en el recuerdo
A pesar del momento de alegría, Ramón Jordana no esconde que el escozor por la derrota en la copa todavía está presente: "Estoy un poco decepcionado porque, a medida que veía que mi idea cuajaba, creía que podríamos ganar todo. Y así como cuatro minutos de Ettore Messina en un Virtus-Estudiantes me cambiaron la vida como entrenador, aquellos uno y veintitrés finales de la prórroga en Torrejón no los olvidaré nunca. Aunque ahora me pregunto por qué pudo pasar. "
El entrenador de Osona dice que esta temporada ha aprendido mucho: "Trabajar con americanas no es lo mismo, y sobre todo si los quieres hacer entender conceptos nuevos debes dominar muy bien la lengua."
La final, en diferido
Ya había avisado de que no miraría la final. Y no lo hizo. "Bajé al pueblo a comprar." En su casa, esto funciona de esta manera. Pero cuando su mujer le avisó que ya se había terminado y que su hija era campeona de liga, corrió a casa para no perderse el momento en que Noemí Jordana Bofill levantaba, con Anna Carbó, el galardón que él habría querido conquistar. Con la avalancha de llamadas y mensajes que recibió -entre los que se encontraban los del presidente y el director deportivo del Uni, "que agradezco mucho" - dejó el visionado del partido para ayer por la mañana. Descansado y liberado.
Toni Romero
lesportiudecatalunya.cat