Canterana del histórico Sandra Gran Canaria, a la sombra de campeonas como Lidia Mirchandani, Rosi Sánchez, Lourdes Peláez o Estela Ferrer, Esther Montenegro -26/11/1982, Las Palmas de Gran Canaria- afronta el octavo asalto por el ascenso a la élite cestista femenina.

 

Dos de ellos acabaron con éxito, ambos con equipos leoneses: CB San José -2004- y CP Bembibre -2012-. Después de una larga carrera en la Península Ibérica, la interior ha regresado este curso a las Islas con el objeto de contribuir a que el Ciudad de los Adelantados devuelva la máxima categoría a Tenerife. El jueves arranca la fase de ascenso en el lagunero pabellón Juan Ríos Tejera. El domingo será el día en el que se conocerán los dos ascendidos.

Usted cuenta con mucha experiencia previa en este tipo de lides. ¿Qué sensaciones previas tiene a la gran semana que se avecina?

La verdad es que buenas. Es cierto que llevo muchos años en esto. Veo al equipo bien, con posibilidades. No nos podemos confiar, pero es verdad que noto que el ambiente llama.

¿Tiene nervios o los percibe de alguna manera en el grupo?

De momento, no. Es verdad que la gente está con muchas ganas. Queremos empezar ya por lo que hemos luchado toda la temporada.

Físicamente, ¿cómo llega el equipo? Si todo va bien, van a ser cuatro partidos a cara de perro en otros tantos días.

Estamos preparadas. Sobre todo, el primer partido es a muerte porque es contra un rival muy directo. Creo que las ganas pueden más que todo. Las jugadoras que disponen de muchos minutos están muy cansadas, pero es verdad que llega el momento y eso se olvida. Queremos ganar.

Leganés, Celta y Barça, por ese orden. ¿Hubiera preferido otra disposición de los rivales en el grupo que les ha tocado?

Yo quería este porque al principio nos quitamos a un rival con el que vamos 1-1 esta campaña.

Junto al riojano Campus Promete, las madrileñas han sido las únicas en llevarse el triunfo del Pabellón Juan Ríos Tejera hasta el momento en este curso.

Fue en el primer partido liguero. Todo estaba como con pinzas. Había muchas jugadoras nuevas y no nos entendíamos todavía. Luego les ganamos en su casa. Fue un partido totalmente diferente. El jueves veremos otro encuentro. Nos conocemos y sabemos las fortalezas de cada uno.

¿Qué destaca del Leganés?

Cuentan con un equipazo. Tienen una plantilla muy larga, con jugadoras de la talla de Daira Varas -tinerfeña-, Celia Menéndez, Imani Tate... También nosotras tenemos un plantillón. Debemos sacar nuestro lado positivo e intentar que nos den los menos bajones posibles para no cometer errores y llevarnos el partido.

¿Está dando tiempo de estudiar a los siguientes rivales?

Vamos poquito a poquito mirando cosas de cada uno de ellos. Los otros también son fuertes, pero con el Leganés abrimos la fase y es como un poco más importante. El Barça estuvo hasta el último día peleando por meterse. El Celta fue el líder del otro grupo. Tiene una plantilla muy fuerte, con jugadoras muy jóvenes, frescas, y quizás el ritmo de partido lo pondrán muy alto.

¿El objetivo es terminar primeras de grupo para intentar no cruzarse con el Campus Promete?

Obvio. Creo que son las claras favoritas al ascenso. Si no nos enfrentamos, mejor.

¿Cuánto de ventaja aporta el hecho de ser anfitrión de esta fase?

No lo sé -ríe-. Estaremos en casa, en nuestra cancha, con nuestros aros y nuestro público, pero eso también puede significar presión por ganar.

Ustedes están acostumbradas a jugar delante de poca gente. ¿Han hablado de cómo procesar la posibilidad de ver un Pabellón Juan Ríos Tejera lleno?

Ojalá sea así y que la gente se anime. Nos encantaría. Siempre lo digo: somos cinco jugadoras dentro del campo, pero la sexta está en la grada. Necesitamos a la gente, que vayan, que animen y que nos empujen cuando nos dé el bajón.

Lleva siete pugnas por ascender a la élite. ¿Está dando muchos consejos estos días a las compañeras del Clarinos?

No, no no. No suelo decir nada. Solo aporto mi experiencia dentro del campo. Cuando sé que hay que parar, lo hacemos; cuando hay que correr y poner el partido un poco loco, lo mismo. Dentro del campo sí que soy un poco más madre y las controlo un poquito.

¿Qué es clave en este tipo de enfrentamientos?

Tener la mente fría, sabiendo que nos van a dar bajones, que vamos a fallar y a perder balones. Debemos conseguir volver lo antes posible, estando siempre positivas.

¿Le han venido mucho a la mente estos días los ascensos que logró con los dos equipos leoneses?

Con el San José lo logramos en Mallorca y fue especial porque se trataba de la primera vez. El segundo, con el Bembibre, era nuestro momento. Es como aquí, que veo que podemos ascender. Todo salía de cara y lo aprovechamos en una fase redonda.

¿En algún momento pensaba volver a jugar en las Islas Canarias tras tantos años fuera?

Me fui con 18 años a Cáceres y luego he estado por toda España. Nunca pensé que ni que me quisieran ni que volvería. De repente, me llamó Claudio García -entrenador- y me dijo que contaba conmigo. Es muy importante que siendo isleña se acuerden de ti.

¿Se imagina regresando a la Liga Día con este equipo?

Sí. Sé que no me queda mucho tiempo en activo. Me encantaría decir que puse mi granito de arena en el baloncesto isleño y el Clarinos está en la élite.

¿Cuántos años más se ve jugando?

Siempre dije que cuando tuviese 30 años dejaría de jugar. Y tengo 36, y sigo aquí -risas-. No me veo capaz de ponerme un plazo para dejarlo. Me encuentro bien y es mi vida. No sé hacer otra cosa.

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