Lamana, base del Celta de 19 años especialista en dirección de juego y defensa, rompió su techo anotando 24 puntos pese a tener que retirarse momentáneamente

 

Nunca ha dado el perfil de base anotadora y por encima sufrió un golpe de calor que amenazó con dejarla fuera del partido. Sin embargo, Laia Lamana (Viladecans, 2002) firmó su mejor tarjeta (24 puntos, cuatro rebotes y cuatro asistencias) en Estepona el pasado domingo para convertirse en pieza fundamental del triunfo del Celta, el tercero consecutivo.

«Nunca he sido una jugadora de anotar muchos puntos, yo me dedico a generar juego y a jugar para el equipo», comenta la base catalana de 19 años que el pasado verano llegó al Celta desde el Sant Adriá. Por encima, no estaba en sus mejores condiciones físicas para afrontar una contienda de la Liga Challenge. «Me encontré mal durante el partido, me dio un golpe de calor y me mareaba, tuve que tumbarme en el suelo e incluso ir al vestuario a comer algo de fruta». A mayores, en el calentamiento «tampoco tenía buenas sensaciones».

Pero en el segundo cuarto todo cambió. «Metí dos canastas seguidas y di una asistencia para el triple de Sara. Ahí comencé a encontrar mejores sensaciones, que siguieron en la segunda parte cuando metí la mayoría de los puntos», comenta Laia, que acabó con 24 puntos, con 10 conversiones de 13 intentos, y con un 77 % de efectividad cuando su promedio en Liga Femenina 2 era del 53 %. «Tuve un buen día. Esto es un subidón, un chute».

Una vertiente más para una jugadora, internacional con las categorías base de la selección española, que además de organizar el juego se caracteriza por su intensidad defensiva. «Si no estás bien en ataque, como mínimo tienes que sumar en defensa. Me gusta defender, que es muy importante», matiza sobre su filosofía de baloncesto. Un arte que tanto en el Sant Adriá como en el Celta llevan escrito en su ADN. «Aquí se machaca mucho la defensa y esa intensidad me ha ayudado a adaptarme».

Inicio al lado de casa

Laia, de 19 años, comenzó en el mundo de la canasta porque en Viladecans no había equipo de fútbol femenino. «Quería jugar al fútbol como mi hermano, mis padres buscaron pero no encontraron y me dijeron que probara un año a baloncesto porque estaba el pabellón al lado de casa». Ya no cambió de deporte. Siguió en el San Gabriel, el club de sus inicios, luego se pasó por el L'Hospitalet y en infantiles fue reclutada por el Sant Adriá, club en el que permaneció hasta que recibió la llamada del Celta el pasado verano. «Me había enfrentado al Celta en alguna ocasión y es un equipo que me llamó la atención desde pequeña y cuando me lo dijeron no me costó mucho decidirme», recuerda.

El problema fue su progenitora «que tuvo una reacción de madre pura» y en un primer momento no se mostró proclive al cambio, aunque finalmente aceptó con una condición: que trasladase su matrícula desde la UPC, en donde inició sus estudios de Ingeniería Informática, a la UOC, la Universitat Oberta de Catalunya, para poder seguir estudiando on line. «No fue muy difícil. En mi caso, los estudios siempre han sido lo primero», aclara sobre su escala de prioridades en la vida.

Y en Vigo está viviendo su primera experiencia fuera del nido con Mariana Martín, la otra base del equipo celeste, como cicerone. «Nos llevamos súper bien, pero de verdad, y me está ayudando en todo. Cuando me ve perdida en la pista, me ayuda, y si necesito consejos, me los da, también en casa, porque vivimos juntas». Mariona y el resto del club han hecho posible que la adaptación de Laia sea plena en muy poco tiempo.

El reto colectivo

Con minutos en su primer año en el Celta, Lamana ve al equipo en condiciones de luchar por un puesto en el play off a Liga Femenina. «Al empezar la liga no se nos veía muy bien, pero creo que ahora hemos dado un paso adelante. Hemos dicho: ‘Aquí estamos'. Nos entendemos mucho mejor entre nosotras y el objetivo es estar entre las nueve primeras para ir al play off». Con tres victorias consecutivas, el sábado buscarán la cuarta ante el Canoe en Navia. Seguro que el histórico equipo madrileño estará pendiente de la muñeca de Laia.

X.R.C.
foto: Óscar Vázquez
lavozdegalicia.es