La nigranesa es la única jugadora gallega y canterana de un Celta donde milita desde los doce años y del que es capitana
Sara Vidal (Nigrán, 2002) es una de las más jóvenes del plantel del Celta de baloncesto femenino, una de las capitanas y la única canterana y gallega. Antes de llegar hasta aquí, más de una década en el Celta durante la que tuvo que vivir sinsabores como una grave lesión de rodilla, pero nunca tiró la toalla en su lucha por cumplir el sueño que está viviendo. Todo, compaginándolo con sus estudios, ahora de Derecho, grado del que está en tercer curso.
El primer contacto de la jugadora de Priegue con el baloncesto fue en el colegio. Había probado otros deportes, pero le tiraban los de pelota y el de la canasta la enganchó enseguida. «El entrenador me vio con muchas ganas, trabajadora y que se me daba bien y me dijo si me apetecía probar en A Eirexa», dice sobre le club nigranés donde estuvo tres años antes de pasar a vestir de celeste.
Asegura que la ilusión de aquellos inicios se mantiene «intacta» a día de hoy pese a que el camino no haya sido de rosas. «El cambio se hizo duro al principio. Pasas de estar con las amigas del cole de toda la vida a no conocer a nadie», introduce. Además, el nivel deportivo era más alto, recuerda la «caña» que le dio el entrenador el primer día y admite que la adaptación fue algo complicada, algo que entra dentro de lo normal. «Aquí sigo, y superorgullosa».
Su momento más complicado fue cuando sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior. No quería pasar por quirófano. «Yo quería seguir pese a que todos los traumatólogos me decían que había que operar. Fue el último, el doctor Cota, el que me convenció», revela en referencia al jefe de los servicios médicos del Celta de fútbol. Le dijo que de no operarse, no podría seguir jugando. «Ahí recapacité. ¿Cómo no iba a seguir jugando al deporte que amo con mi vida, con la ilusión que tengo?», recuerda que se preguntó.
Vinieron momentos duros de ver entrenar a sus compañeras, seguir al margen y trabajar para recuperarse. Pero lo logró. «Ahí aprendí a seguir hacia adelante pese a los días de bajón. Para tener opciones de conseguir tu objetivo, siempre hay que continuar trabajando, como en los estudios, como en la vida», reflexiona.
Ella, que siempre ha sido buena estudiante, va sacando la carrera«poco a poco» mientras cumple con sus obligaciones deportivas. «A medida que pasan los años, compaginar deportes y estudios se va complicando, no es igual Primaria o la ESO que la universidad. Estoy en tercero, son cuatro años y por temas deportivos, no puedo ir a clase y seguramente lo haga en un año o dos más», analiza. No le preocupa: «Estoy muy segura de mí misma y sé que lo voy a sacar». La clases y los entrenamientos coinciden así que, como no puede «partirse en dos», va a su ritmo «con esfuerzo y sacrificio».
Viene de un club donde se le da mucha importancia a la formación académica de las jugadoras. «Hay que ser realistas y sabemos que del baloncesto no vamos a poder vivir, desgraciadamente. Así que hay que formarse, ya sea con una carrera, un ciclo...», comenta. Y en el club sí les dan facilidades para acudir a los exámenes.
Para una canterana que ha tenido como referente a Laura Alonso, ser la única jugadora de casa es un orgullo. «En una palabra, soy afortunada. Fui creciendo hasta llegar al primer equipo. No fue fácil y estoy muy orgullosa». Solo tiene 21 años y mucho camino por delante. «Todas las niñas que vamos a ver los partidos los sábados por la tarde soñamos con estar en el primer equipo. Siempre pensé en poder conseguirlo, pero nunca que sería tan rápido», admite.
Recuerda a la perfección el partido de su debut, con 16 años frente al Siglo XXI. «¡Cómo para olvidarlo!», exclama. Cuando en el segundo cuarto Cristina Cantero le dijo que se preparara, creyó que igual se estaba confundiendo: «Me quedé en shock». Ya cuando terminó la etapa de formación y le comunicaron que contaba con ella para el primer equipo, tampoco se lo podía creer.
La que sigue siendo su entrenadora en el primer equipo, Cristina Cantero, es muy especial para Sara. «Me conoce desde pequeñita y me ha seguido todos estos años. Le tengo mucha estima y la admiro mucho. Me hizo debutar y a día de hoy, me sigue queriendo en el equipo. También he ido a torneos de la selección con ella de entrenadora. Le tengo mucho cariño», expresa.
Miriam V.F.
foto: M. Moralejo
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