El Celta de baloncesto se mide al Al-Qázares por un puesto en la final a cuatro por el ascenso
Cristina Cantero (Cabra, Córdoba, 1978) afronta este fin de semana una nueva fase de ascenso como entrenadora del Celta de baloncesto. Otra tentativa de regreso a la máxima categoría que encara con la satisfacción del deber cumplido, habiendo superado las expectativas de una temporada que comenzó torcida, pero también con ganas de dar un paso más y meterse en la final a cuatro donde se dilucidará el billete a la élite. El primer escollo es el Al-Qázeres.
—¿Cuál es su balance de la recién terminada liga regular?
—Ha sido una liga con 30 jornada, larga, donde han pasado muchas cosas desde que sufrimos lesiones y empezamos la temporada sin gente suficiente. La baja de Laura Prats nos hizo mucho daño, otras jugadoras llegaron tarde... Estábamos en cuadro. Recuerdo un período muy de encajarnos, de hacernos duras y solucionar problemas, ir jornada a jornada. Así, nos hicimos fuertes, crecimos, formamos grupo y pudimos tapar defectos y potenciar virtudes. La predisposición al trabajo en el día a día siempre ha sido enorme, a mejorar, a poner el grupo por delante de las individualidades. Estoy encantada con todo eso y creer en nosotras nos ha hecho llegar hasta aquí.
—¿Qué hubiera pensado, tras ese inicio, si le dicen que estarían donde están?
—Hubiera preguntado dónde tenía que firmar. Recuerdo unas primeras jornadas de descontrol absoluto, de equipo sin hacer, de preguntarnos por dónde íbamos a tirar. La sensación era de que nos había mirado un tuerto con todo lo que nos pasaba. Hemos sido capaces de superar los momentos de incertidumbre creyendo en los que estábamos.
—¿Tenían preferencia por este u otro rival?
—Había echado cuentas y tenía casi seguro que serían Al-Qázeres o Estepona, que era un viaje más complicado a una semana vista. Por el nivel de los equipos, ambos tienen pros y contras. Decidí no pensar mucho y el que tocara, tocó. Así se lo transmití al equipo. Es una final de 80 minutos a la que llegamos por méritos propios. Ahora toca exponerse y controlar las emociones, que va a ser clave. El objetivo es ser nosotras mismas y si lo conseguimos, nos irá bien seguro.
—¿Y cómo ve a las extremeñas?
—Los dos equipos hemos cambiado mucho a lo largo de la temporada, hemos ido creciendo. Creo que tienen un punto importante, los roles y focos definidos que hacen que no pierdan el rumbo si las cosas van mal. Tienen un plan de partido, un entrenador que las lleva muy bien y que es capaz de poner trampas al rival bien dirigidas. Trataremos de hacer aparecer sus puntos débiles y dar batalla. Creo que será difícil e igualado.
—¿Es el Celta favorito?
—No creo. Por lo que es la liga y cómo ha ido, podemos tener un punto de favoritas, pero estamos igualados. Los dos hemos competido como bestias en todos los partidos y ha habido veces que ha sido cuestión de cara o cruz.
—¿Hasta qué punto es un plus jugar la vuelta en Navia?
—Es un factor campo relativo, depende de si sales vivo de Cáceres. Si tienes un mal día y te vas a -15, remontar eso es fastidiado. Otra cosa es un -5, que el público te puede empujar. Es importante no irte del partido, que no te caiga una losa. Por eso es importante controlar las emociones y que no te rompan el partido si va mal.
—¿Cómo ve a las jugadoras?
—Con ganas de que llegue y muy receptivas, con ganas de trabajar y aprender. Estamos como todo el año, con sonrisas, con bromas, con nuestras cosas buenas y malas. Tranquilas, pero con un punto de semana extraordinaria.
—¿Usted lo vive con presión por ser una nueva fase, con la ilusión de las anteriores...?
—El año pasado tocó Zamora, ganamos en casa de cinco y no pudimos aguantar allí. Tuvimos lesiones y solo pido que no influyan problemas de salud, que sea deportivo. Mi ilusión es jugar la final a cuatro y volver a estar en la pomada, dar un paso más y poner la guinda a un trabajo increíble.
—¿Estará satisfecha se metan o no en esa final a cuatro?
—Sí. Tener un día a día bueno es básico y si te falta, aunque ganes el fin de semana, no te queda ese sabor de buen grupo. Tengo la conciencia tranquila, pero el equipo se merece ese puntito más. Todo el mundo ha trabajado muy bien y ahora tenemos que pelear y disfrutar.
—¿Ve posible el ascenso si superan este primer escollo?
—Si somos capaces de pasar, hay que trabajar al rival que toque en las semifinales. A un partido, cualquier cosa puede pasar. Salvo con Ferrol, hemos ganado y perdido con casi todos. La igualdad es máxima y hay equipos como Zamora o Alcobendas que llegan mejor, pero hay que pelearlo y nunca se sabe.
Miriam V.F.
foto X.C. Gil