Mantener la identidad, un aspecto esencial para los once años en la segunda categoría del ascendido Celta
Cristina Cantero Ostos (Cabra, Córdoba, 1978) pasará a la historia como la entrenadora que devolvió al Celta a la élite del baloncesto femenino once años después y tras una dura travesía en el desierto. El día después de celebrar el ascenso, Cantero destaca al ambiente del pabellón de Navia como factor fundamental para que el equipo superase los momentos duros y ganase los dos partidos que le llevaron a Liga Femenina al tiempo que comenta que igual era el año que menos se esperaba el salto de categoría. De esta larga travesía, destaca que el club sustentó el proyecto en mantener sus señas de identidad, las que espera implantar también en el regreso a la élite. No esconde su deseo de seguir en el banquillo.
—¿Cómo se ven las cosas el día después de un ascenso?
—Contestando mensajes y, a través de ellos, te vas dando cuenta de lo que ha pasado. Lo vivido en Navia fue un cúmulo de todo: el ambiente, la emoción del partido, un pabellón lleno y cómo lo ha vivido la gente. Salías de Navia y te encontrabas con los padres de los niños de cantera y algunos estaban llorando de la emoción. Fue una pasada. A nivel deportivo, estamos muy felices, porque es por lo que hemos luchado durante muchísimos años y quizás el año que menos te lo esperas, lo consigues. Íbamos bien, pero no éramos favoritos.
—¿Jugar la fase en casa fue clave para el ascenso?
—Sinceramente, creo que sí. Lo comentamos en el cuerpo técnico el domingo. Tal como fueron los dos partidos, fuera de casa no los ganamos, esa es la sensación que tenemos. El pabellón empujó mucho en los momentos malos. Hablábamos de si a las jugadoras jóvenes les iba imponer el ambiente y ha sido todo lo contrario, el pabellón las ha empujado y hemos tenido los dos partidos con más efectividad a nivel exterior.
—El recital de triples de los dos días fue decisivo.
—Sobre todo, el primer día. Ganar a Alcobendas requería algo especial y fue así. Meter 15 de 25 no es fácil, pero veríamos el aro como una piscina. Y en la final, Regina hizo un último cuarto increíble.
—¿El momento crítico fue el tercer cuarto de la final?
—Sí. Sabía que íbamos a tener una baza final, porque a ellas las veía cansadas, pero apareció Flórez, que es una competidora nata con mucho talento y tenía los ojos ensangrentados. Me dije: ‘Mal asunto', porque no la estábamos parando bien. Lo vi fastidiado, pero cogieron cuatro puntos de renta y reaccionamos con un triple que nos dio un punto de tranquilidad.
—¿Cuándo vio el partido ganado y el ascenso en el bolsillo?
—Cuando quedaban 40 segundos y ellas tiraron la toalla.
—¿Qué significa el ascenso a nivel personal para usted?
—La sensación que tengo es de orgullo de los míos, de los que estamos en Navia todos los días. La gente que estuvimos todos los días en el pabellón, los dos Carlos (Álvarez, el presidente, y Colinas, el director deportivo), que trabajan a cañón, y de gente de la directiva que hacen un trabajo oscuro que no se ve.
—¿Contaban con una travesía de 11 años en segunda categoría?
—Tan largo, no, pero el deporte es así. Cuando te reconstruyes, el proceso es largo si quieres hacer bien las cosas y nosotros no nos hemos olvidado en todo el camino de quiénes somos y cómo nos gusta hacer las cosas y de mantener nuestra identidad. Incluso estando muchos años en segunda, hemos sido un club reconocido a nivel nacional, no hemos dejado de ser un club grande, con todo lo que significa, no solo a nivel deportivo.
—Y ahora le espera un cambio radical.
—Ahora hay que tomarse unos días de aire, pero hay que trabajar duro, porque el cambio es muy grande. Lo que tengo en la cabeza es que habrá mucho cambio, porque la liga te lo exige, pero hay que mantener la entidad y hacer bien las cosas. Intentaremos hacer la mejor plantilla posible y luego dedicarnos a trabajar y competir.
—¿Será la entrenadora en Liga Femenina?
—Espero que sí, pero habrá que sentarse con el presi (risas)
X.R.C.
foto X.C. Gil
lavozdegalicia.es