Tenía el Mariscos Antón Cortegada una buena oportunidad de acomodarse entre los cuatro primeros clasificados, pero no fue el día de las vilagarcianas.

El partido ante el Barakaldo fueron casi 40 minutos de frustración continuada. Y no solo por el pésimo día en cuanto a generación ofensiva y acierto en el lanzamiento, sino también por un condicionante como fue el de la humedad en Fontecarmoa. Un hecho que bajó todavía más el ritmo de un juego en el que mantener el equilibrio era una dificultad añadida, desgraciadamente.

Desde el 0-6 inicial el equipo vasco ya dejaba claro que no estaba dispuesto a darle una buena mañana a las locales. La impotencia ofensiva de las vilagarcianas ya dejó sus primeros síntomas en los 8 primeros minutos con una única canasta en juego (7-14). Tras un tiempo muerto de Javier Nogueira, el flujo ofensivo mejoró para cerrar el primer parcial con algo más de optimismo (15-19).

 

Sin canastas en juego

Sin embargo, el segundo periodo no fue más que la confirmación del mal día del Cortegada. Las pérdidas de balón permanentes y el desacierto continuado desde cualquiera de las distancias hicieron de los segundos diez minutos una pesadilla para todo el pabellón de Fontecarmoa. Ni una sola canasta en juego anotaron las locales en ese periplo mientras el Barakaldo iba aumentando su ventaja casi por inercia.

Las defensas alternativas planteadas por las visitantes colapsaron el ataque de las vilagarcianas de una manera desesperante. Los lanzamientos eran, en su mayoría, sin ventaja y los que contaban con tiempo y espacio eran repelidos por el aro una y otra vez. Hasta 16 lanzamientos de campo hicieron las de Fontecarmoa en ese segundo cuarto, ocho de ellos triples, y ninguno fue capaz de terminar en canasta.

Tras un parcial de 4-18, el Barakaldo se fue al descanso con otros 18 puntos de renta y con la sensación añadida de tener el control absoluto del partido en cuanto a ritmo, dirección y acierto. La desventaja arousana aumentaría hasta una máxima de 22 puntos (19-41) y ahí, coincidiendo con la canasta en juego de Mercy Wanyama que ponía fin a 14 minutos seguidos sin ellas, el Mariscos Antón Cortegada empezó a ir arañando puntos en el marcador aferrándose a una defensa que aliviaba unos porcentajes tan pesados como un 3/25 en triples o el 10/53 en tiros de campo. Ni siquiera el haber dejado a Barakaldo en solo 3 puntos anotados en el último cuarto sirvió para algo más que para maquillar la diferencia final en el marcador.

 

Cortegada 45: Ángela González (-), Carla García (4), Blanca Manivesa (3), Sara Corredoira (9), Mercy Wanyama (13) —quinteto inicial— Sara Gómez (10), Lorena Castro (2), Ángela Coello (1) y Nuria Chorén (3).

Barakaldo 52: Aitana Vergara (4), Laura Biczo (6), Nahia Anitúa (8), Arene Echeverría (4), Maira Horford (11) —quinteto inicial— Montse Pujolreu (4), Dyana Pierre (1), Enna Pehadzic (7) y Bettina Kunz (7).

Parciales por cuartos: 15-19; 4-18 (19-37); 17-12 (36-49); 45-52 (9-3).

 

Diego Doval
foto: Iñaki Abella
farodevigo.es