La viguesa Vicky Alonso no pudo participar en el partido por el tercer puesto del Europeo de baloncesto en silla al dar positivo en covid-19 esa mañana
El bronce que la viguesa Vicky Alonso logró el domingo en el Europeo de baloncesto en silla de ruedas no fue como imaginaba. «Lo gané desde el coche», comenta tratando de tomarse lo vivido con humor. Porque su positivo en covid-19 en el test de antígenos previo a la disputa del partido decisivo le impidió participar. Admite que fue un golpe duro, pero también que «la felicidad es total» por un metal que «significa todo» para el baloncesto femenino español.
Con la voz tomada pero sin síntomas importantes, está aislada en casa. Pudo viajar en coche desde Madrid, donde se celebraba la cita, tras tener que abandonar la selección.
Recuerda que cuando le dijeron que estaba contagiada le dio «un vuelco todo: la cabeza, el corazón... El cuerpo entero». No se lo podía creer. «En lo deportivo, me enfrentaba a perderme una final que tenía mucha confianza en que íbamos a ganar; en lo personal, estás jugando en casa, con gente conocida alrededor... Y, además, el positivo me asustó bastante», dice ya más calmada.
Se siente parte del éxito a pesar de no haber podido estar en el último partido. «Ha sido una culminación del trabajo que realizamos desde hace muchísimo tiempo. Me siento totalmente partícipe de esta medalla y del equipo. Estoy súper orgullosa», señala. Además, el resto de integrantes se lo transmitieron así. «Somos un grupo muy unido. Cuando sale mi positivo, ya no pude estar con ellas, pero tuvimos una videollamada en la que hicimos fuerza conjuntamente para que ellas fueran con los ánimos arriba», relata.
Vicky les dejó claro que, aunque no pudiera participar, iba a estar de alguna manera con ellas. Siguió el partido por el móvil con los nervios a flor de piel. «No podía gritar mucho, pero celebraba cada canasta, cada recuperación, cada buena defensa, cada segundo que pasaba y nos acercábamos al final. Era como si estuviera allí con ellas, en la silla o desde el banquillo», comenta.
Y pese al final duro en lo personal, el torneo ha sido una experiencia que le va a dejar una huella positiva. «Este Europeo nos ha devuelto a la realidad tanto a la selección como a mí a nivel personal. Veníamos de haber perdido nuestra esencia en Tokio», valora. Lo achaca a que era su primera experiencia olímpica y los nervios hicieron mella en todas y cada una de las integrantes del grupo. Pero siente que con este bronce se han sacado la espina.
La deportista viguesa profundiza en que la selección era mucho más de lo que se vio hace unos meses en la cita paralímpica. «El equipo ha mostrado otra cara, se ha visto lo que somos, tanto en los partidos ganados como en los perdidos». Y también ella ha recuperado su mejor versión. «Desde Róterdam (el anterior europeo) tenía ese fantasma de que no alcanzaba mi máximo nivel de juego, esa rapidez que me caracteriza», recalca. En este campeonato lo hizo, analiza, yendo de menos a más y «rozando la excelencia frente a Inglaterra».
Una medalla que es «todo»
A la pregunta de qué supone este hito para el baloncesto en silla femenino español, Alonso responde que «todo». «No solo es una medalla a doce jugadoras y su cuerpo técnico. Es a nuestra historia. Pudimos rendir homenaje a las jugadoras que empezaron esta lucha», indica. Lo considera una victoria para las que estuvieron, para las que están «y para las que vendrán».
Haber subido al podio europeo les da «fuerza para seguir trabajando con la misma constancia y disciplina». En su caso, lleva 20 años practicando este deporte y desde el 2003, jugando con la selección. «Es mi primera medalla europea y, como suelo decir, todo llega. A nivel de selección, es el éxito más importante de mi carrera», apunta valorando también la clasificación para un mundial y para los Juegos de Tokio.
Feliz en Murcia
La decisión de dejar Galicia para fichar por el UCAM Murcia, donde juega actualmente, fue la más dura de la vida de Vicky, confiesa. Pero celebra que ha salido a las mil maravillas. «La etapa aquí ha sido in crescendo. Llegué estando tres compañeras y ahora somos seis chicas en el equipo y cinco estamos en la selección. Es algo histórico», enfatiza.
Pese a que la morriña está ahí, la idea de regresar está complicada, explica. «En el equipo estoy bien y hace poco hemos empezando un proyecto empresarial con la presidenta del equipo, mi compañera y amiga Sonia Ruiz», detalla. Su pareja se ha trasladado a Murcia con otro proyecto de trabajo a largo plazo. «Estamos establecidos y muy contentos. Echo de menos Vigo, mi hogar, pero aquí la calidad de vida que tenemos es muy buena».
Se ve jugando durante más tiempo, pese a que el positivo en covid la ha dejado momentáneamente tocada. «No es el primer obstáculo que encuentro en mi vida. El 3 de enero volveré a los entrenamientos con fuerza», anuncia. Así ha vivido siempre este deporte. «Cuando deje de hacerlo, será el momento de dejarlo, pero por ahora no va a ser, desde luego». Por el momento, su objetivo con la selección es el Mundial de Dubái 2022. Después, el planteamiento actual es seguir mientras el cuerpo aguante.
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