A sus 19 años, la canterana del Amfiv Uxía Chamorro ha saltado al primer equipo
Uxía Chamorro (Nigrán, 2002) nació con artrogriposis —una dolencia que produce la contracción de las articulaciones— y escoliosis. Aunque puede desplazarse en distancias cortas ayudada con muletas, habitualmente prefiere la silla. También sobre ruedas practica baloncesto en el Amfiv desde los ocho años, cuando a través de la olímpica viguesa Vicky Alonso, se animó a probar. Esta temporada, tras tres años entrenando con César Iglesias, ha debutado en División de Honor con el club vigués.
Durante años, Uxía entrenó en las escuelas sin opciones de jugar, más allá del período en que el Amfiv tuvo un filial y de un corto paso por Ferrol. Tampoco se planteaba como objetivo llegar al primer equipo, sino que su finalidad en el deporte era divertirse. «La primera vez que me llamaron para entrenar fue hace tres años. Me impactó y significó mucho, me pareció impresionante que hubieran contado conmigo», recuerda.
Ese sí fue un punto de inflexión para reformular sus metas deportivas. «Me incitó a trabajar más, a querer mejorar y conseguir cosas», detalla. Y así acabó llegando este curso el debut con el equipo de División de Honor, también completamente inesperado. Los nervios se apoderaron de ella: «Todo el mundo me lo notaba. Todo lo que me pidió el entrenador lo hice al revés», cuenta tomándoselo con humor. Explica que el rival era el Ilunion y no pensó que su oportunidad fuera a llegar en esas circunstancias. «Eran muy buenos e íbamos perdiendo, pero César me sacó para que me fuera soltando y se lo agradezco mucho», señala.
Tras es estreno, en la primera jornada de liga, ha intervenido en otros tres partidos, el último, el pasado fin de semana. «Voy poco a poco», comenta. Y admite que los nervios aún siguen haciendo mella en ella cada vez que sale a la pista. «Tengo mis días, pero el gusanillo aún no se ha quitado y creo que va a seguir ahí», indica la nigranesa.
«Soy la princesita del equipo»
Donde se siente «en casa» es en los entrenamientos con el equipo, que la acogió de manera inmejorable desde el primer momento. «Me tratan muy bien, como la pequeñita, la princesita. Soy como la hija o la hermana pequeña de todos y me encuentro muy a gusto», recalca.
Se centra en aprender día a día de todos sus compañeros, pero de una manera especial, junto con Romo, de los dos canteranos de los que toma el relevo. Porque desde que, años atrás, Julio Vilas y Agustín Alejos dieron el salto de la base al primer equipo, nadie más hasta Uxía había recorrido ese camino. «Voy aprendiendo de todos, pero tengo más confianza con ellos, que llevan más tiempo. Cuando hago las cosas mal o ven que puedo mejorar, me van guiando», dice sobre jugadores a los que considera «partes importantes del club».
También es clave para ella la figura de su entrenador, César Iglesias, que más allá de haberle dado la oportunidad de formar parte del primer equipo y de debutar, trata de ayudarla en todo lo posible, agradece Chamorro: «Entiende mis fallos, intenta que mejore, siempre me anima a intentar más cosas y mejorar. Le agradezco mucho todo lo que hace por mí», insiste.
Uxía que asegura que necesita mejorar «en todo» pese a haber sido ya convocada para varias concentraciones de la selección española absoluta. «La primera vez, llamaron antes a mi madre y les colgó porque se lo tomó como una broma», cuenta entre risas. A ella también le costó creerlo —«¿cómo iban a llamar a una novata como yo?», pero desde entonces ha vuelto varias veces.
Para ella, el baloncesto es «una escapatoria a los problemas» o una vía de escape cuando se siente mal. Pero no por su discapacidad, algo que ha asumido con naturalidad desde siempre. «Es de nacimiento y no he tenido ningún problema, hago bromas con ello. Puedo hacer lo mismo que el resto, pero de otra manera en algunas cosas».
M.V.F.
foto: Óscar Vázquez
lavozdegalicia.es