El pabellón municipal de la localidad madrileña de Tres Cantos es nuestra próxima parada de #SoyAlfredo. Allí nos espera Sara Revuelta, invitada de hoy, que ha ganado varios títulos con su club, el CD Ilunion, en un deporte que yo intenté practicar cuando estaba en la universidad: el baloncesto en silla de ruedas.

De fuerte personalidad y seguridad abrumadora, responde sin titubear con un no rotundo a mi pregunta de si aceptaría un tratamiento que le devolviera la capacidad de andar. “Mi vida está hecha en función a mi discapacidad y mi silla de ruedas. Hecho mis amigos, mis estudios en mi silla de ruedas y sobre todo mi vida deportiva alrededor de ella. Además, si pudiese volver a caminar, no podría volver a jugar baloncesto en silla”.

La madrileña es la séptima invitada de #SoyAlfredo, una iniciativa de Iberdrola que me está permitiendo descubrir la trayectoria deportiva y personal de diferentes deportistas paralímpicos me enfrenta hoy con una de mis espinitas: el baloncesto en silla de ruedas.

A Sara Revuelta, la vida le dio su primer revés a los dos años cuando le detectaron leucemia. De ahí a la silla de ruedas hubo un paso previo por una quimioterapia que le afectó a la médula espinal. Esto no le ha impedido hacer siempre lo que ha querido. “Desde pequeña me inculcaron que, si quería hacer algo, fuese a por ello y que la discapacidad no iba a pararme”, revela.

A pesar de su lesión medular, no fue a un colegio especializado y, al contrario que Susana Rodríguez, Sara no tiene malos recuerdos de su etapa escolar. “Tuve un grupo de profesores y de compañeros de clase que aceptaron mi discapacidad desde chiquitilla como algo normal y no he sufrido bullying como otros compañeros”, cuenta quién al acabar su formación decidió estudiar Física.

A esta carrera afirma que llegó motivada por Newton, pero se le ilumina la cara cuando escucha la palabra Nasa. “Siempre ha sido un sueño desde muy muy muy chiquitilla”, comenta esta joven que finalmente se ha decantado por realizar un máster en Meteorología.

Compatibilizar estudios y deporte es una experiencia que comparte con otras entrevistadas en #SoyAlfredo como Eva Moral o Marta Fernández. Revuelta considera que es mucha responsabilidad de organización, pero merece la pena final. “Hay veces que no puedes estar con tu familia o con tus amigos, te tienes que ir pronto a la cama, pero al final, cuando ves que los objetivos se van cumpliendo, merece mucho la pena”, afirma. Todo ello porque cuando era una niña le entró en el cuerpo el gusanillo del baloncesto en silla de ruedas.

 

Un deporte para hacer historia

“El baloncesto no fue el primer deporte que practiqué cuando me quedé en silla de ruedas. Probé la natación, la hipoterapia, el bádminton y el tenis de mesa, que tuve que dejar porque el lugar de entrenamiento estaba lejos de casa”, narra a la par que recuerda que la primera vez que se sentó en una silla de ruedas de BSR sintió inseguridad. “Una vez que vi que no me iba a caer y que, si te caías, no pasa absolutamente nada, comprobé que era muy divertido”, afirma. Lo que empezó siendo un hobby en la escuela de Alcobendas ha terminado por convertirse en su verdadera pasión.

Integrante del CD Ilunion, ha saboreado las mieles del éxito en varias ocasiones. Es la única chica del conjunto, circunstancia que afirma llevar muy bien, aunque eche de menos en alguna ocasión la comprensión femenina. Es consciente de que los patrocinadores son muy importantes en el desarrollo del baloncesto en silla de ruedas. “Que empresas tan grandes y tan importantes como Iberdrola patrocinen el deporte es lo necesario, porque si no no podríamos practicar este deporte al final. También, por ejemplo, vamos a estar silla necesita un material muy caro que no sería posible costear”, comenta.

Habla una chica en una liga mixta de baloncesto en silla de ruedas que no ve factible a día de hoy poder crear una competición exclusivamente femenina. “Somos muy poquitas chicas”, avisa. A pesar de esta situación, Sara Revuelta y el resto de jugadoras de su generación han ido rompiendo barreras poco a poco.

El primero de esos obstáculos lo saltaron cuando clasificaron a la selección española femenina de baloncesto en silla de ruedas para los Juegos Paralímpicos de Tokio. Fue la primera vez desde Barcelona 92. Además, lo hicieron logrando una posición histórica. “Sabíamos que podríamos haber dado un poquito más y haber quedado un poquito mejor en el pódium, pero la verdad es que llegar a tus primeros juegos y más después de casi 30 años y conseguir un diploma olímpico, fue algo increíble”, rememora. Sara quiere que esta buena tendencia no acaba y para ello ha creado el Campus Sara Revuelta.

Esta iniciativa, que ha alcanzado su segunda edición, la desarrolla junto a Miguel Vaquero, su entrenador en el CD Ilunion. “Se le ocurrió la idea de hacer un campus exclusivamente femenino para que las jugadoras puedan tener ese entorno donde desarrollarse como jugadoras o futuras jugadoras de baloncesto en silla y, además, también surge con la idea de formar entrenadoras”, rememora. Con el paso del tiempo crearon un segundo grupo dedicado a difundir el deporte entre las chicas con discapacidad intelectual y crear un espacio de inclusión con jugadoras de baloncesto a pie.

 

Sociedad en cambio

Esta voluntad de cambiar el baloncesto en silla de ruedas revela el carácter inconformista de Sara Revuelta. Junto a su observadora mirada y experiencias como la que vivió en Alabama cuando fue a entrenar a baloncesto en silla de ruedas, le hacen darse cuenta de que la situación de la accesibilidad en España es mejorable. “He comprobado que Europa y Estados Unidos están muchos pasos por delante de España en accesibilidad”, asevera. “Al final, allí ves como una persona con discapacidad te tratan como persona. No ven tu silla. No ven tus muletas. No ven tu bastón. No ven nada más que eres una persona y todo está completamente adaptado. Las puertas son automáticas, los ascensores funcionan siempre, el transporte público está adaptado. Para esto en España realmente todavía nos queda un poquillo”, avisa.

Esta situación la vive Sara en su día a día cuando la gente la observa por la calle. “Veo que miran en parte con curiosidad, pero también con miedo. No miedo de mí, sino de decir no sé cómo acercarme a ella o no sé si necesita ayuda”, recuerda. A pesar de esto, es consciente de que la sociedad ha ido avanzando en el tratamiento que da a las personas con discapacidad y de ahí que a los padres que tienen hijos con una discapacidad les recomienda que sigan adelante, aunque vean cómo miran de forma diferente a sus hijos, “ya que al final la gente consigue cambiar”.

Adelante quiere seguir Sara Revuelta con su futuro deportivo. Cuando termine sus estudios, aspira a poder competir en algún equipo europeo. Todo para demostrarle a la sociedad que estar en silla de ruedas es para ella una oportunidad. “Adquirí una discapacidad, pero la vida me dio una segunda oportunidad”, sentencia.

 

Alfredo Quintana
20minutos.es