La final femenina entre Alemania y Holanda suponía un duelo más entre las dos máximas potencias continentales y de las mejores del mundo.
Las alemanas, actuales subcampeonas paralímpicas (plata contra USA en Río-2016) y del mundo (plata contra Canadá en Toronto-2014) así como campeonas continentales (plata contra Holanda en Worcester-2015), llegaban a este Europeo con una selección renovada, tras la retirada de tres jugadoras históricas como Marina Mohnen, Gesche Schünemann y Annika Zeyen.
Por su parte las holandesas, tras haber sido bronce en las citas paralímpica y mundial, estaban dispuestas a recuperar el título continental que ya lograron en Frankfurt-2013.
Con el precedente de la victoria de las alemanas (61-55) en la fase de grupos, las pupilas del mítico Gertjan van der Linden tenían la lección bien aprendida y no se dejaron sorprender de nuevo, haciéndose con el triunfo sin excesivas dificultades (56-46).
En la lucha por el bronce Gran Bretaña dio buena cuenta de Francia (68-37), ratificándose como la tercera potencia del continente (10 bronces en las últimas 11 ediciones). pero sin poder superar aún al dúo centroeuropeo.
Mariska Beijer (NED – 4,5), Mareike Miller (GER – 4,5), Joy Haizelden (GBR – 2,5), Johanna Welin (GER – 2,0) y Jitske Visser (NED – 1,0) fueron elegidas como el quinteto ideal del campeonato.
La jornada final también tuvo participación española, pues la algecireña Clara Baquero formó parte del trío arbitral de la final femenina, ampliando con ella aún más su ya brillante palmarés.
Ya habrá que ir pensando en la cita mundialista de dentro de poco más de un año (segunda quincena de agosto-2018) en Hamburgo, ya que nuestra lokura por el BSR no para aquí.