Exjugadora de gran nivel, arrancó de cero el proyecto del 3x3 y ha construido un equipo que es medalla: “Ahora se ve la luz, pero han sido años duros”.

 

En un discreto segundo plano, porque como entrenadora no tiene un papel relevante durante los partidos de 3x3 (no pueden dar instrucciones en tiempos muertos), pero con el poso y la sabiduría que dan los años, Anna Junyer (1963, Figueras) ha ido construyendo en los últimos doce años un sueño que, casi súbitamente, se ha hecho realidad con una medalla absolutamente insospechada. Junyer, una exjugadora que hacía magia como base en el legendario Sabor d’Abas de Tortosa o en el Dorna Godella, ha trabajado durante años paralelamente en el baloncesto de base. También asumió el 3x3 cuando estaba en los huesos. Ayer estaba visiblemente emocionada en la zona mixta de la sede de La Concordia. “Ahora se ve la luz, pero han sido años duros. Los chicos fueron a unos Juegos de la Juventud en Singapur. Yo empecé en 2011. Tuvimos que ir evolucionando sobre la marcha; y crecimos con el mismo deporte porque estaba cambiando de normas todo el rato; y había que adaptarse”.

Junyer se acordó de Aitana Cuevas, pívot de enorme talento; y Paula Palomares, la tiradora, que estuvieron desde el principio con Vega Gimeno, que sí ha podido vivir esta maravillosa experiencia. “Casi me explota la cabeza”. Para Junyer, la clave es “la compensación”. Tenemos jugadoras con más talento, otras que hacen un trabajo más oscuro. Somos un grupo en el que no hay grietas”. Y luego, los famosos trucos de los que hablaba Sandra Ygueravide. “Este deporte es una montaña rusa; hay que estar alerta porque en cuanto se entra en bonus, el partido puede cambiar en un segundo. Y aunque ellas son todas jugadoras de 5x5, llevan mucho tiempo en el 3x3 y se saben los detallitos. Y en eso, creo que sí somos mejores que otros equipos”.

En 2016, Junyer empezó el cambio. Entraron Sandra Ygueravide y Marta Canella, que junto a Aitana Cuevas y Vega Gimeno formaron durante años el núcleo duro de la Selección femenina 3x3. Mantienen un grupo de Whatsapp activo. Es un deporte que genera vínculo. Cuando llegó el momento de que Aitana Cuevas lo dejara, entró Gracia Alonso de Armiño,que junto a Juana Camilión se han convertido en una suerte de talismán. Llegaron a los Juegos con una derrota en 13 partidos y se marchan con medalla. Por detrás vienen Helena Oma o Alba Prieto, la hija de Pepe Prieto, el exjugador del Sevilla. Anna Junyer, la arquitecta del milagro, tiene ahora un último trabajo: convencer a Sandra Ygueravide de que no lo deje después del Eurobasket y siga un año más. Tal vez esta medalla…

Juan Jiménez
as.com