Laura Peña vive su primera experiencia con la Selección Española. La catalana entra en un puesto de difícil acceso, el de base.

Se presenta como una directora de juego “fría, que intenta buscar siempre la ventaja para el equipo”. Cuando su familia le pregunta si está cansada, su respuesta es clara: “cuando disfrutas tanto el cansancio es lo último”.

Laura Peña (Barcelona, 1998) se estrena en una concentración de la Selección Española. Juega de base, un puesto siempre codiciado por el alto nivel de directoras de juego en nuestro país. “El nivel de bases es muy alto, en general de todos los puestos, pero el de base siempre ha estado a otro nivel. Todas las que estamos aquí tenemos algo especial y por eso me fijo no solo en las bases sino en todas”.

Como jugadora, Laura se describe como una “base fría, que intenta buscar siempre la ventaja para el equipo. En el baloncesto cada vez hay más músculo, más físico, yo no soy una jugadora física, pero intento sacar ventajas de lo que tengo, entiendo el puesto de base como una jugadora directora y ayudante del entrenador”.

Recibió la llamada de Miguel Méndez con ilusión y también con confianza, porque ya había compartido equipo con el Seleccionador en el Europeo U20 de 2018 en el que España se proclamó campeona.

Para llegar hasta aquí Laura ha necesitado mucho trabajo, pero lo ha hecho desde la pasión. En un futuro, a esta jugadora le gustaría seguir siendo ella misma. “Me gustaría mirarme al espejo y seguir reconociéndome, siendo constante y que mi baloncesto siga creciendo”.

“Cada uno tiene un camino, hay gente que va más rápido al principio y yo creo que he ido más poco a poco, haciendo los pasos que me tocaban. No he tenido un bagaje un tan grande en formación, ojalá el de senior sea más amplio”.

 

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