La pívot Lola Pendande (Almería, 2000) pasa sus primeros días en una concentración de la Selección Española. Recibir la llamada fue emocionante y estar en Melilla con las jugadoras a las que admiraba con diez años es un sueño cumplido. Pero también el premio a un camino duro que se emociona al recordar, sobre todo cuando habla de su familia y sus raíces.
La madurez con la que se presenta Lola Pendande a sus 22 años y en su primera convocatoria con la Selección Española Absoluta Femenina sorprende. Pero el asombro disminuye cuando se escucha y se entiende su historia, que como es habitual, es la propia Lola quien encuentra las mejores palabras para contarla.
“Tengo las ideas muy claras, mis padres son inmigrantes y soy la primera de mi familia que va a la universidad, tengo un poquito de presión porque siempre le digo a mi madre que la voy a ayudar en todo lo que pueda”, cuenta la jugadora, que confiesa que su principal objetivo es que su madre “se sienta orgullosa, ya que al fin y al cabo dejó su país para que yo tuviera una vida mejor”.
La pívot almeriense tiene una larga trayectoria en categorías de formación y coronó su participación con España con el bronce de la Copa del Mundo de Tailandia, donde además fue incluida en el quinteto ideal. “Cuando me fui a Estados Unidos y después de la U20 que no tuvimos, pensé que se acababa todo con la Selección y que las vería por la tele desde cada. Cuando me llamaron no me lo podía creer”.
Las primeras sensaciones con el grupo son muy positivas y se siente “muy cómoda” dentro de la pista. Si bien, todavía se queda “sin palabras”. “Ha pasado tanto tiempo desde que las veo jugar, tengo 22 y estoy con jugadoras que veía desde los 10 años”.
Lola cuenta que muchas veces ha caído en la tentación de “compararse con los demás”. Pero a su vez agradece su camino: “Hay mucha gente a la que le gustaría estar en mi posición”. Es una jugadora “con las ideas muy claras” y por ello, sabe perfectamente los pasos que quiere seguir dando en el futuro.
FEB