Alba Torrens se reencuentra con la ciudad que la vio nacer para el baloncesto y Miguel Méndez ejerce de anfitrión de la selección en una urbe que cataloga de cuna

 

Alba Torrens (Binisalem, 1989) regresó a Vigo, la ciudad en donde dio sus primeras zancadas para convertirse en una de las mejores jugadoras de baloncesto del continente. La alero balear fue celeste entre el 2006 y el 2009 y debutó en la Liga Femenina con Miguel Méndez como entrenador.

Los dos, que ya estuvieron juntos también en el Ekaterimburgo, vuelven a coincidir ahora en la selección española, que se encuentra concentrada en Vigo en la primera etapa de preparación del Eurobasket. Méndez, actual seleccionador, ejerce de anfitrión y de director de orquesta en la cancha de Navia, el escenario en donde el Celta devolvió al baloncesto vigués a la élite del baloncesto femenino hace apenas un par de semanas.

Alba se fue de Vigo con 20 años para comerse el mundo de la canasta —seis Euroligas, un Europeo y una plata olímpica encabezan su inigualable palmarés—, pero tres lustros después, no olvida sus raíces deportivas: «Cuando aterricé el martes tuve una sensación muy especial, me vinieron a la cabeza todos los recuerdos, todos son muy buenos. Tengo un cariño muy especial a Vigo y a toda su gente».

Con el Celta ganó su primer título a nivel de clubes, el Nacional júnior de Jaca en el 2007, y de la mano de Miguel Méndez, comenzó a coleccionar partidos en la élite del baloncesto femenino: «Comencé mi carrera con Miguel y hay muchos números para que también la acabe con él. Es una de las personas que más me ha ayudado y que me sigue ayudando, que me está enseñando cómo jugar a baloncesto y para mí también es un ejemplo. Para mí es una suerte poder haber compartido con él tantos momentos», comentó la alero en su tercer día de estancia en Vigo.

Miguel Méndez, el seleccionador, no solo está feliz de reencontrarse con Alba y con todo el equipo, sino que su rostro resume mejor que nada el orgullo que siente por oficiar de anfitrión en su ciudad: «Estoy encantado y ellos también lo están. Están sorprendidos con el tiempo y espero que vengan más veces a visitar Vigo, no solo cuando toque ver las luces de Navidad, sino que lo aprovechen los 365 días del año». Miguel, extécnico del Celta antes de emprender una exitosa carrera por el mundo, no quiso olvidar el papel de Vigo en el deporte de la canasta femenino: «Vigo es para mí una de la cunas del baloncesto femenino español. Ya hacía tiempo que la selección no estaba aquí y estoy feliz». El próximo jueves y viernes, Alba y Miguel podrán volver a sentir lo que significa disputar un partido de baloncesto a este lado del Atlántico.

Pensando en el Preolímpico

A nivel deportivo, Miguel Méndez lidera una selección en transición, con muchos movimientos. «Es un cambio de ciclo en el que han entrado muchas jugadoras jóvenes, gente del quinteto, primeras rotaciones. Ha sido un cambio importante, con el hándicap de tener lesiones en una posición (pívot) en la que no vamos muy sobradas de cuerpo y atletismo», comentó antes de situar el objetivo más realista en luchar en el Europeo por una plaza en el Preolímpico: «Hay que ser cautos. El objetivo del Preolímpico puede ser realista», dijo. A esa fase que puede conducir a París tendrán acceso los cinco primeros clasificados de la cita continental.

Alba Torrens, la jugada franquicia de la selección, se apunta a la teoría del partido a partido: «Venimos de un verano sin competir y el Eurobasket es un reto difícil y muy duro. Ahora mismo, nos centramos en el día a día, en prepararnos de la mejor manera posible, siendo muy conscientes de la dificultad del campeonato. Veremos dónde nos situamos, hay ganas de trabajar y mucha ilusión, pero somos realistas del reto que es». Si finalmente, y contra pronóstico, la selección, con las gallegas Raquel Carrera y Paula Ginzo en el plantel, hace algo importante en el Europeo, se acordarán que todo comenzó en Vigo. Como la historia de éxitos de Alba y Miguel.

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