La estadounidense, mejor anotadora de la Euroliga, entra en los planes de la selección femenina de baloncesto en un caso similar al de Lorenzo Brown, héroe nacional en el último Eurobasket

 

Megan Gustafson (Wisconsin, 1996) no había pisado España más que para jugar la Euroliga, competición de la que fue el curso pasado máxima anotadora jugando con el Olympiacos, y tampoco tiene vínculo alguno con el baloncesto español, ni con los clubes ni con las selecciones. Una nacionalización por carta de naturaleza el pasado mes de junio han hecho posible que la estadounidense de los Phoenix Mercury de la WNBA y referencia del London Lions esta campaña, entre en los planes de la selección que conquistó la plata en el último Eurobasket.

Su debut tendrá que esperar hasta, mínimo, el Preolímpico, ya que actualmente se encuentra lesionada, aunque concentrada junto al resto del equipo español en Madrid bajo las órdenes de Miguel Méndez. «A partir del momento en que supe que iba a jugar en España sabía que era lo que quería hacer (jugar en París 2024). Quiero ser parte de algo más grande que yo misma. Desde que soy profesional ha sido difícil para mí encontrar un hogar. Cada año estoy en un equipo diferente. En ese sentido estoy muy emocionada de poder tener una relación a largo plazo con España», expresó la pívot, de 26 años y 1,90m.

 

El nuevo refuerzo de la subcampeona de Europa de baloncesto femenino revela que no conoce mucho sobre España, dice acertar en su decisión y lamenta no haber jugado con el equipo en el último Eurobasket, ya que a pesar de haber obtenido la nacionalidad por decreto, a través de la carta de naturaleza, un día antes del comienzo del torneo el pasado mes de junio, no entraba en los planes inmediatos sino que su incorporación contaba para el plan actual.

«Empezamos el proceso en invierno. Esperaba haber llegado antes y poder haber ayudado en el Eurobasket. Pero bueno, ellas hicieron un gran trabajo, ha sido como una observación desde lejos», apuntó la que fue la temporada pasada quinta mejor reboteadora de la Euroliga, con 9,4 capturas por encuentro. La ahora internacional española no podrá ayudar al equipo en los duelos que tiene frente a Croacia y Austria, pero sus anotaciones llegarán, previsiblemente, para la próxima ventana de clasificación hacia el Eurobasket 2025. «Es un lujo tenerla y estamos esperando que pueda incorporarse a los partidos cuanto antes. Va a aportar mucho talento y mucha calidad», destacó Elisa Aguilar, presidenta de la Federación Española de Baloncesto (FEB).

Su caso es similar al de Lorenzo Brown, héroe nacional en el último Eurobasket en 2022, donde España se hizo con el oro en la final ante Francia. Con el jugador de Roswell se desató una fuerte polémica sobre la conveniencia de fomentar este tipo de nacionalizaciones exprés. Pese a contar con jugadores ya nacionalizados como Nikola Mirotic o Serge Ibaka, ambos, tenían una relación con España previa a defender su camiseta, algo que no ocurría con Brown, que solo conocía España de sus visitas para disputar partidos de Euroliga y Eurocup con sus diferentes clubes (Fenerbahçe, Estrella Roja...). A Sergio Scariolo le faltaba un base y ahí llegó Lorenzo, al que pusieron el mote 'de Albacete'. «El mensaje que se hace llegar a los jugadores nacionales es muy nocivo y tiene un impacto negativo tanto sobre el presente como sobre el futuro. ¿Es creíble que la actual selección campeona del mundo no encuentre jugadores españoles con los que competir en las citas de máximo nivel internacional?«, denunció en su momento la Asociación de baloncestistas profesionales (ABP).

Estas nacionalidades por decreto son una medida especial (se conceden una decena o veintena al año), que se aprueba «cuando en el interesado concurren circunstancias excepcionales», dice la norma. La clave es, como pasa con otras medidas discrecionales, como los indultos, qué entiende cada uno como «circunstancias excepcionales». Cada gobierno puede elegir a quien quiera y no existen baremos objetivos para valorar quién lo merece y quién no, excepto en situaciones muy acotadas, como víctimas del terrorismo, brigadistas internacionales o sefardíes, según recoge el BOE. Frente a los largos procesos para obtener la nacionalidad por la vía ordinaria, esto es automático. Uno de cada cuatro nacionalizados por esta 'vía rápida' es deportista, según una publicación de Civio.

I. Asenjo
hoy.es