Miguel Méndez (Vigo, 2 de marzo de 1967) inició el sábado la concentración previa a los Juegos Olímpicos de París con la selección española de baloncesto en Vigo. Lo hace con la ilusión de afrontar sus primeros Juegos y con trabajo porque llamó a 15 jugadoras y dos invitadas. Regresa la viguesa María Araújo tras lesión.

 

 

¿Tiene todo preparado y ajustado para estos dos meses?

La lista está dada, los entrenamientos programados y las actividades también. Llevo ya casi tres años con la selección española y vengo preparando la cita con un grupo de unas veinte jugadoras, que son las que han estado viniendo. Ahora lo que se trata es de poner el equipo en forma porque algunas ya terminaron hace más de un mes. Están trabajando por su cuenta, pero sí que hay que elevar esa forma física y después tocar los temas tácticos e ir formando al equipo. La preparación es similar a lo que acostumbramos a hacer siempre. Sí que es algo más corta que el año pasado porque terminó la liga un poco más tarde. Eso sí, es diferente porque nos concentramos en lugares distintos y vamos a jugar un torneo fuera de España. Además, habrá días de descanso entre concentración y concentración, que normalmente no se tienen.

¿Los días de descanso es más un tema psicológico que físico?

Es variar esa concentración habitual porque son muchos días seguidos de tensión, ya que estás todo el día pensando en el campeonato o las jugadoras en meterse en la lista definitiva. Y, por ello, vamos a partir esos 45 días en tres bloques con cuatro o cinco días entre medias para que las jugadoras vayan a casa y puedan descansar a nivel mental. Además, los Juegos Olímpicos son largos porque no es un evento en el que se juegue todos los días. Hay dos días de descanso entre encuentro y encuentro y también se puede hacer cuesta arriba.

Comienza con una lista larga para escoger.

Está claro que nuestro trabajo de seleccionador es siempre escoger y en el día a día pasa lo mismo. Primero tienes que elegir quién forma parte del equipo, después las que salen a la pista primero, las que se quedan en el banquillo y esperan una oportunidad… Es lo peor que tienes como entrenador y en unos Juegos Olímpicos mucho más porque cualquier jugadora quiere estar en lo que puede ser el torneo de su vida. Para un deportista es lo máximo y todas lo dan todo. Siempre lo hacen y en una convocatoria así un poco más.

Llamó a Ndour y Gustafson, que son dos nacionalizadas y sólo puede ir una.

Ellas ya saben que una se va a quedar fuera. Están jugando la WNBA, que se juega ahora. Ambas en dos equipos punteros y que aspiran al título. Cuando tome la decisión, hablaré con las dos y están en la misma situación que el resto de jugadoras. Las que terminen entrando estarán muy contentas y las que no, lo estarán menos.

Y llamó a María Araújo, ¿lo pensó tras la lesión?

La meto sabiendo cómo está. Empezó a jugar en febrero en su club, el Çukurova, y también estuvo entrenando en Vigo ayudada por su preparador físico y por la propia Cristina Cantero personalmente. Tengo buena información y sé que está bien y recuperada de su lesión. Viene al 100% para tratar de hacerse un hueco en la lista final.

La lesión de Raquel Carrera, ¿trastoca mucho sus planes al haber poca disposición de pívots puras?

La vamos a echar mucho de menos. Mucho porque es una jugadora muy querida en el vestuario. Y, en el grupo, muy importante. A nivel deportivo creo que es la más importante del equipo, incluso por encima de la nacionalizada, que suele brillar más en número. Raquel Carrera es una jugadora que hace de pegamento para que todo funcione. Es esa jugadora que en ataque anota y también asiste. Que sube el rendimiento en los finales de partido ajustados y una de las mejores defensoras de Europa. Por lo tanto, la echaremos de menos y se perderá los que serían sus primeros Juegos Olímpicos. Pero es una jugadora joven y que seguro que tendrá más oportunidades en el futuro. Como seleccionador te digo que, si no está ella, otra ocupará su puesto y trataremos de hacerlo lo mejor posible.

¿Le gusta el formato de los Juegos?

El formato, me guste o no, es el que hay. Son 12 equipos y todo está muy abierto. Igual no para el oro porque con la lista que lleva Estados Unidos es casi imposible pelear contra ellas, pero sí para el resto de plazas. Si no de los 11 equipos restantes, sí ocho o nueve, pueden colarse. Tanto Francia, el anfitrión, como Bélgica, campeona de Europa, Australia, Canadá, China, Japón… Cualquiera de estas selecciones puede estar perfectamente jugando la final sin ser una sorpresa. Eso sí, contra Estados Unidos, que es lo más cercano que hay a la imbatibilidad.

¿Cuál es su objetivo?

En este contexto, tenemos que pelear, en un primer momento, por estar en París porque la primera fase es en Lille. Este es el objetivo más real. Intentaremos pasar y los cruces de cuartos son a sorteo puro, da igual que hayas quedado primero, segundo o tercero. Depende de la suerte en esa eliminatoria. Cuando uno está preparado, no se descarta nada e intentaremos estar los más arriba posible.

Contrato de cuatro años, ¿da tranquilidad?

Estoy muy agradecido. Primero a Jorge Garbajosa por traerme a la selección en 2021 y, después, por la confianza que me transmite Elisa Aguilar y no sólo ahora que obtuvimos el billete para París. Ya antes, en el transcurso del preolímpico y en todo este camino. Me transmite ese querer que pueda estar en el equipo todos estos años y, a día de hoy, que alguien haga un contrato tan largo, con la presión que existe y con el momento de cambio que hay, me siento agradecido.

Ya que lo indica, es un momento de cambio ¿Hasta cuándo?

Una de las cosas que hace bien la selección española es una valoración continua. Si hablamos de cada temporada, siempre entra y sale gente, pero unos Juegos Olímpicos sí que es el fin de ciclo y el inicio de todo. Hay elecciones a las federaciones y hay contratos que se firman y que se terminan. Es un fin de ciclo, pero del Europeo de 2023 al Preolímpico de este año, ya entraron cuatro jugadoras nuevas. Así que siempre entra y sale gente, pero es cierto que en ese grupo de veinte o veinticinco jugadoras sí que hay un grupo que está terminando su ciclo con la selección. Son importantes como otras lo fueron antes y existe un cambio de roles y de entrada de nuevas jugadoras. Es una evaluación continua que exige hacerla mientras seguimos siendo competitivos, que es lo más difícil de todo. Modificaciones hay en todos los equipos, pero hacer cambios generacionales y seguir ganando medallas es lo más difícil del asunto.

Ya lleva tiempo, ¿ser seleccionador es lo que esperaba?

Entré en la casa en el año 2000 y ya conocía bien a mucho personal de la federación. Después pasaron varios presidentes y varias formas de trabajar, con diversos matices, pero sí que siguiendo una misma línea. Sí que me sorprendió la tremenda dimensión que tiene la selección española, la cantidad de seguidores que tiene y el nivel organizativo que hay en la federación. Además, también me llamó la evolución que tuvo el baloncesto femenino estos años. Es fácil decirlo, pero no hacerlo, y estamos al mismo nivel que el masculino en cuanto a viajes, hoteles, la dieta diaria que cobran los jugadores… Se ha mejorado mucho y estamos en un momento de máxima igualdad en todo y no hay muchos que puedan decirlo.

¿Qué significa para usted ir a unos Juegos Olímpicos?

La posibilidad de poder ir a unos Juegos fue algo que tuvo mucho peso a la hora de aceptar la propuesta que tenía de la Federación Española al mismo tiempo de que estaba en Rusia lejos de España en un momento en el que no estaba en mis planes hacer las dos cosas. Para cualquier deportista, es la cita. Tuve la opción de ir a unos Juegos como espectador y vivirlo ahora desde dentro es algo que me llama mucho la atención y me motiva. Estoy a la espera de que llegue el día del desfile y del primer partido con cierto nervisismo.

Jorge Castro
atlantico.net