Desde Estados Unidos y justo antes de volver para iniciar la concentración con la selección española previa a Río, Marta Xargay (Girona, 20-12-1990) habla sobre sus sensaciones previas a los primeros Juegos y de una carrera, su, repleta de éxitos.
Después del preolímpico, tenía tres semanas de vacaciones. Ha trabajado con Ricard Casas en Menorca y ahora juega en la WNBA. ¿El cuerpo no le pedía parar?
He tenido más tiempo de lo que parece para descansar. Cuando terminé la liga checa con el Praga, tuve dos semanas de vacaciones hasta la concentración de la selección española para el preolímpico. Y luego estuve una semana parada, antes de ir a Menorca. En todo caso, si no hubiera aparecido la WNBA, ya habría trabajado por mi cuenta para llegar bien a los Juegos. A veces es más la cabeza que el cuerpo lo que necesita desconectar, y he tenido tiempo de sobra.
A priori, la WNBA no entraba en sus planes antes de los Juegos. ¿Qué pasó?
La idea era volver a Phoenix después de los Juegos, pero hubo problemas de lesiones [Penny Taylor] y todo se ha acelerado. De hecho, en dos días se decidió todo. Fue hacer el visado y marcharse.
Estamos a menos de tres semanas de los Juegos, la única gran competición que no ha disputado nunca. ¿Ya se han sacado la espina de lo que pasó en 2012?
No clasificarnos para Londres fue duro. Momentos como estos son difíciles de olvidar y te dejan siempre marca, pero poder vivir ahora una experiencia así será impresionante.
¿Más nerviosa que de costumbre?
Tengo la suerte que Laia [Palau] y otras compañeras de la selección española han participado y te hablan, de cómo se vive a pesar de la competición. También he mirado por internet. Creo que hasta que no me vea allí no me creeré que se está cumpliendo mi sueño. Más que nerviosa, estoy impaciente por lo que creo que será uno de los momentos más mágicos de toda mi carrera.
En Phoenix comparte vestuario con Diana Taurasi, que ha vivido unos cuantos. ¿Ha hablado con ella de Río?
Creo que el sentimiento es igual para todas, sea el primero o el cuarto. Ver a Diana ilusionada después de haber jugado unos cuantos me multiplica las ganas de que llegue el momento.
¿De pequeña, era de las que se pegaban las dos semanas de los Juegos frente al televisor?
Soy de las que siempre miraban la natación sincronizaba. Quedaba parada de ver cómo podían hacer aquellas filigranas bajo el agua. Era brutal! Claro que también seguía el baloncesto. Incluso recuerdo que dije a mi madre que algún día yo estaría allí. Aún lo recordamos.
Tendrá contacto directo con todos los deportistas. ¿Le hace ilusión especial encontrarse se alguno?
Me gustaría encontrarme Ona Carbonell y Rafa Nadal. La verdad es que estar rodeada de todos los deportistas ya es un privilegio, y les pediría fotos a todos, pero no voy a ser tan pesada o seguramente me hará vergüenzapedirlo [ríe].
¿El reto ahora es una medalla en los Juegos de Río?
Ojalá! Donde tengo que firmar? [Risas] En estos últimos años hemos conseguido medallas y es incuestionable que el grupo está consolidado. Hace muchos años que trabajamos juntos para llegar a Río de la mejor forma. Pero nosotros siempre hemos sido de ir partido a partido, haciendo nuestro trabajo. Sé que podemos hacer cosas grandiosas, pero también soy consciente de que estamos en unos Juegos y que ningún partido será sencillo.
¿Hasta qué punto afectará a la baja de Sancho Lyttle las aspiraciones a medalla?
Es una pieza muy importante en nuestro juego y se echará de menos. Pero el resto no hay que quitar valor. Todas somos muy buenas jugadoras y ahora quizás tendremos que poner un plus cada una. Pero, en todo caso, si hemos llegado donde hemos llegado estos últimos años, es porque somos un equipo con mayúsculas. Lo dejaremos todo en la pista.
Los meses previos a los Juegos se ha hablado mucho del virus del Zika. ¿Personalmente, le preocupa?
Siempre hay una preocupación, pero la justa. Seguramente nos falta información y, hablando desde la ignorancia, estoy convencida de que si fuera muy grave, no nos dejarían ir.
Tiene 26 años. En hace siete ni siquiera había debutado en la Liga Femenina. ¿Tiene la sensación de que todo va tan deprisa que no se puede disfrutar?
Ahora me doy cuenta que, por ejemplo, haber ganado la Euroliga con 19 años es muy complicado y valoro mucho más lo que he logrado en mi carrera, del trabajo que hay detrás de cada éxito. Pero te puedo asegurar que estoy disfrutando como una niña pequeña de todo lo que estoy viviendo. Me considero una privilegiada por todo lo que tengo y he podido vivir gracias al baloncesto. Tal como está el mundo hoy en día, es muy difícil poder trabajar de lo que te gusta y, además, pasarlo bien.
¿Se encuentra en el mejor momento de su carrera?
Es difícil de decir, pero sí te puedo asegurar que me encuentro bien físicamente. Tengo un entrenador personal y me cuido más, pero espero que no esté todavía a mi máximo nivel. Si hablas con veteranas, todas dicen que el momento álgido es a los 27 o 28 años, así que espero seguir creciendo. Por ejemplo, en el campus que he ido con Ricard Casas en Menorca, he trabajado pequeños detalles que pueden marcar la diferencia, como el juego de pies.
Ha estado bajo las órdenes de muchos técnicos, pero ¿Lucas Mondelo es quien lo ha marcado más?
Tiene un estilo de juego en el que deja hacer mucho a la jugadora, y eso te da mucha confianza cuando estás en la pista. Además, hace muchos años que nos conocemos. La primera vez que trabajamos juntos fue en 2009 [mundial sub-19].
Hace nueve años, en una entrevista a este diario, decía que su espejo era Laia Palau. ¿Qué ha aprendido a su lado, con España y también en Praga?
Principalmente, tener la cabeza fría en los momentos más calientes del partido. Para mí es un privilegio poder trabajar a su lado. Es constante, competitiva y luchadora. Además, ya no es compañera de equipo, sino una amiga con la que comparto habitación. Imagínate los ratos que pasamos juntas [ríe]. Hablamos de todo.
Excepto de cinco, puede actuar en cualquier posición en la pista. ¿En qué se encuentra más a gusto?
Mis posiciones naturales son de base y cabecera, pero jugando de cuatro y pudiendo atacar las pivotes de cara o haciendo bloqueos directos y abrirme hacia fuera en las continuaciones también me encuentro a gusto. Por encima de todo, soy jugadora de equipo e intento siempre dar el máximo.
Desde pequeña ha tenido que sacrificar veranos y horas con las amigas por el baloncesto. ¿Los éxitos lo compensan todo?
La suerte que he tenido ha sido que mis amigas me han seguido en muchos lugares. Marta y Laura han venido a Salamanca, a un europeo ... Y no me he tenido que sacrificar tanto porque tengo un grupo de amigas desde los tres años que, siempre que podemos, nos reunimos. Además, ellas siempre han entendido que no pudiera asistir a las fiestas de cumpleaños por mis compromisos profesionales. No te puedo negar también que estoy contenta de no haber tenido veranos libres, porque lo que he conseguido no lo cambiaría por nada del mundo. Además, tengo la suerte de tener la mejor familia del mundo. Mi padre, mi madre y mi hermana han sacrificado mucho para estar a mi lado.
Para vivir del baloncesto, se debe marchar de la Liga Femenina y ir al extranjero, ¿como usted ha hecho en Praga?
Los presupuestos en Liga Femenina han bajado mucho, si bien hay equipos que todavía son muy competitivos, como el Salamanca y el Girona. Pero no sólo buscamos ir fuera por una cuestión económica, sino también para probar ligas nuevas y convivir con culturas y estilos de baloncesto diferentes. Esto también te ayuda a crecer más como jugadora.
Girona, Salamanca y, ahora, en Praga, donde tiene contrato hasta el 2018. ¿Ver su carrera con pocos clubes y arraigando partes?
Vayamos por partes. Girona era mi casa y allí hacer el crecimiento hasta senior. Allí pasé por todas las categorías inferiores, jugando al máximo nivel, yendo a campeonatos de España y ganando títulos catalanes. En Salamanca, me formé como profesional. Fui con 18 años y voy evolucionar paso a paso. Llegué siendo segunda base, teniendo un papel muy secundario y terminé siendo titular y la capitana. Me gusta estar en un lugar bastante tiempo. Si todo va bien y mi carrera puede ser larga, ya tendré tiempo de probar otras ligas. El hecho de firmar el año pasado por tres años en Praga te da una seguridad en todos los ámbitos.
¿El círculo se cerraría jugando en Liga Femenina con el Spar CITYLIFT Girona en un futuro?
[Ríe] Me gustaría volver a jugar en casa, claro. Tendría cerca mi gente y mi familia y, en este sentido, no es fácil compartir el baloncesto y la vida familiar en el profesionalismo. Ahora no tengo planes de futuro porque en el deporte nunca se sabe qué puede pasar.
Casi lo ha ganado todo. ¿Cuesta renovar la motivación?
Lo bueno de ganar es que cada vez quieres ganar más. No tienes suficiente. Al menos es lo que me pasa a mí. Cada título por el que estás luchando es un nuevo reto porque siempre hay circunstancias nuevas. Creo que los deportistas, en su mayoría, somos muy exigentes con nosotros mismos.
EL ORO EUROPEO, SU MAYOR LOGRO
A sus 26 años, el palmarés de Xargay es brutal. Salvo el título de la WNBA, no hay otro que se le haya resistido a nivel de clubes. Son catorce títulos en total, entre la Avenida y el último año, en Praga: una Euroliga, dos Supercopas europeas, dos Ligas Femeninas, cinco Supercopas de España, tres copas y una liga checa.
Tampoco le ha ido nada mal cuando ha defendido la camiseta de la selección española. En categorías inferiores, obtuvo una medalla de oro en el europeo sub-16 y tres de plata, una en el europeo sub-17, una en el sub-20 y otra también en el mundial sub-19. En el último, además, fue elegida la MVP del torneo. Y, desde su debut con la absoluta, en 2011, se ha colgado ya tres medallas: una de plata mundial (2014), además de una de oro y una de bronce europeas, en 2013 y 2015, respectivamente . Para la gerundense, el título europeo de 2013 tuvo un carácter especial, y explica: "Unas semanas antes del torneo se había muerto mi abuelo, y la quise dedicar a él, esa medalla de oro. Siempre he estado muy ligada a mi familia y ellos me han apoyado siempre. No se han perdido nada de lo que he hecho. "En todo caso, Xargay destaca que cualquier triunfo tiene un carácter especial y se le debe dar valor. Ahora irá hacia Rio obtener el único metal que le falta en selecciones. España tampoco lo ha conseguido nunca. Un doble reto.
SU OTRA PASIÓN: EL DISEÑO DE MODA
Desde muy pequeña, las manualidades me han gustado. Y nos pasábamos todos los veranos haciendo brazaletes y collares con mi madre, que me pintaba también las zapatillas Victoria con diseños originales. Era la que iba más mona [risas] ", recuerda. Para dar salida a esta inquietud, Marta Xargay lanzarse a poner en marcha, a principios de 2015, un negocio propio de diseño de ropa con su madre, Montse, y su hermana Txell, bajo el nombre de Unaunica. Y lo que se busca es la exclusividad - "son piezas únicas y hechas a mano; no hay dos iguales "-, la originalidad a partir de estampados y bordados llenos de color -como en la imagen adjunta, con la pieza que luce su hermana.
"Todo comenzó cuando mi madre dejó de trabajar en Bankia. Fue a dar clases de patchwork y tuvimos la idea de vender camisetas on-line con detalles de patchwork. Después nos dimos cuenta de que esto no permitía apreciar bien los detalles y abrimos la tienda en Girona, en la calle del Norte ", explica la gerundense, que añade:" Yo no estoy durante el año, y lo llevan entre mi madre y también mi hermana, cuando puede. "Xargay ve un futuro en el mundo de la moda:" Me encanta. Me podría pasar horas y horas mirando cosas por internet. Cuando vuelvo a casa o estoy en el aeropuerto, me compro todas las revistas de moda. Todavía no tengo claro a qué ámbito me gustaría dedicarme, pero sí estar en este mundo. Como también volver al baloncesto todo lo que me ha dado. Pero ahora no le doy vueltas; todavía es pronto. "
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