La jugadora hispano-senegalesa, ‘mvp’ del Eurobasket de 2019, lidera a la selección en puntos, rebotes y valoración y encara el reto de Serbia en cuartos, la última frontera para alcanzar otro podio

 

Astou Ndour (Dakar, Senegal, 26 años y 1,98m) llegó a Las Palmas en 2008 persiguiendo sus sueños de baloncesto. En Canarias obtuvo la oportunidad y la nacionalidad española y comenzó a coleccionar hitos a base de entrega, determinación y carisma. Suma cuatro medallas en cuatro torneos con la selección, fue mvp del último Eurobasket en 2019, y, en este, lidera a España en puntos (16 de media), rebotes (7) y valoración (20,3). Serbia es su siguiente reto (21.00, Tdp), en cuartos, la última frontera para alcanzar otro podio.

Pregunta. Han reaccionado con carácter tras el difícil inicio de campeonato con las bajas de Alba Torrens y Tamara Abalde tras sus positivos por covid.

Respuesta. Sí. Después del mal partido del primer día supimos estar unidas, como hemos hecho siempre, y recuperar las buenas sensaciones. Tenemos un estilo que además de competir nos hace disfrutar. Si sonreímos, todo va bien. A pesar de la tensión vivida, pudimos reaccionar rápido. Entendimos que no íbamos a poder cambiar la circunstancia. Perdíamos a dos jugadoras, pero teníamos que seguir fuertes, con la obligación de cambiar el chip y dar un paso adelante. Esto no es como empieza, es como acaba.

P. ¿Construyen desde la superación?

R. Sí. Nos crecemos ante los retos difíciles y tenemos muy aprendido que cada vez que te caes hay que levantarse rápido. Una de las claves de estos años ha sido saber convertir las dificultades en motivación y reto. Hemos creado un apoyo mutuo, de Alba [Torrens] y Tamara [Abalde]con el grupo, y de nosotras con ellas.

P. ¿Cómo logran unir en la pista sacrificio y diversión?

R. Yo lo vivo como una pasión porque disfruto mucho jugando. Intento sonreír incluso estando muy concentrada en la batalla. Cuando vas creciendo y mejorando, juegas a mayor nivel y vives emociones aún más grandes. Como queremos que pase aquí en Valencia. Eso vale por todo el trabajo y sacrificio.

P. ¿Qué reflexiones ha hecho en estos tiempos difíciles?

R. La pandemia nos ha hecho reaccionar y reconocer las cosas verdaderamente importantes de la vida. Ha sido un tiempo duro, pero de gran aprendizaje. A pesar de todo lo malo, también me ha valido para poder disfrutar de la familia, que llevaba muchos años pasando apenas unos días en casa, y para reafirmar que la educación y el deporte son las armas más poderosas para cambiar el mundo. Los deportistas tenemos que tener el impulso y el compromiso de expresarnos en defensa de los derechos humanos, en contra del racismo, y en la lucha por la igualdad. A los niños hay que enseñarles que las reivindicaciones justas pueden cambiar el mundo y el deporte debe ser un espejo de valores.

P. ¿Cómo va el proyecto de su Fundación para niños en Dakar?

R. Bien, avanzando y creciendo. Es un proyecto que llevaba en el corazón desde hace mucho tiempo. No quiero que las futuras generaciones pasen las dificultades que pasé yo. Desarrollé mi pasión por el baloncesto sin tener medios, ni instalaciones, ni zapatillas, ni nada. Y tengo la responsabilidad de que otros niños no pasen por eso. No puedo ver sufrir a la gente. Soy una persona sensible y si veo que puedo ayudar de alguna manera para evitar el sufrimiento, lo hago. Me sale de dentro. Siempre que puedo ayudo a quien tengo a mi lado. En la vida y en la pista.

P. ¿De dónde le viene la vocación solidaria?

R. Es lo que he visto y me han enseñado desde niña. Me han criado así y me gusta ayudar en lo poco o lo mucho que pueda, sin esperar nada de vuelta. No crecí en una familia rica, todo lo contrario, pero a mi casa llegaban cada día 10 o 12 personas de la comunidad a las que mi madre daba de comer. Cuando nos mudamos del barrio no querían dejarnos ir.

P. ¿Cómo fue su infancia?

R. Desde pequeña quise ser jugadora de baloncesto y mis padres me dejaron soñar con ello y me animaron a jugar e intentarlo. Siempre les agradeceré que me dejaran soñar y me enseñaran a ayudar. Me gustaría tener hijos para transmitirles esos valores. En todos mis dibujos del cole pintaba niñas con un balón de baloncesto y empecé a jugar con seis años. Crecí con Michael Jordan y Pau Gasol como referentes y me levantaba de madrugada para ver los partidos de la NBA. A las niñas que se me acercan les digo que estudien y jueguen. Que no tiren la toalla nunca. Que se concentren en sus objetivos y luchen por ellos. Yo peleo para que tengan recursos, lápices y mochilas, para que tengan esos sueños.

P. ¿Cómo ha sido su viaje en la selección, de aquella joven que debutó con apenas 20 años a ser ahora una pieza clave?

R. Lo bonito de la experiencia es fomentar la unión y la química. Somos como hermanas y se ve en la convivencia y en la pista. Me ayudaron mucho desde el principio. En mi primer día en la selección Laia [Palau] comenzó a hablarme en francés para arroparme y darme confianza, no se me olvidará nunca. Desde ese día tenemos un feeling especial. Es una leyenda y una persona genial. Me gustaría seguir su ejemplo. Me emociona verla disfrutar de esta etapa de reconocimiento a su carrera.

P. ¿Le gusta sentirse importante en el equipo?

R. Sí, me gusta sentirme líder. Pero esto no se trata de decirlo sino de demostrarlo en la pista. Ahora las rivales me vigilan más. Pero está bien. Si se centran en mí, seguro que habrá compañeras más liberadas. En este equipo todas somos importantes y, entre todas, siempre encontramos recursos.

P. ¿De dónde saca fuerzas para enlazar la doble temporada en Turquía [Hatay] y la WNBA [Chicago Sky] y después sumarse a la selección?

R. La fuerza viene de la pasión. Llegará el tiempo en el que no pueda hacerlo, pero disfruto del día a día. Sinceramente, hay veces que piensas si vale la pena todo ese esfuerzo, pero disfruto de lo que hago, de conocer países diferentes y gente maravillosa. Y, sobre todo, tengo el impulso de ser referente para las niñas que me dicen que se inspiran en mí. Cuando te sientes cansada, inmediatamente, piensas en ellas y sigues adelante. Me emocionan sus mensajes.

P. ¿Sienten que están haciendo historia?

R. Lo que sentimos es que haciéndolo bien y ganando mucho, hemos contribuido a un cambio de la mentalidad en la sociedad, en el reconocimiento al deporte femenino y al baloncesto femenino. El éxito es disfrutar del camino y dar ejemplo, ese es el gran triunfo.

 

Laia Palau: “Serbia medirá nuestra pasta competitiva”

En el recorrido de las siete medallas consecutivas entre 2013 y 2019, España se ha enfrentado cinco veces contra Serbia, todas saldadas con victorias, algunas tan emblemáticas como las semifinales olímpicas en Río 2016 y las de los Europeos de 2013 y 2019. Esta vez, el choque entre enemigos íntimos será una batalla contra el tiempo. España luchando por consolidar la mezcla de su relevo generacional y Serbia por estirar la pujanza competitiva de su generación en retirada. “Serbia, junto a Francia, era uno de los rivales que no queríamos ver”, reconoció Laia Palau en la víspera. “Tienen mucha experiencia y no les tiembla el pulso. Pero, así como nosotras sabemos quién es Serbia, no sé si ellas tienen claro quién es España ahora mismo. Porque nuestro equipo es diferente, con el mismo adn de siempre, pero un juego un poco distinto. Será uno de esos partidos que marcan el listón y la pasta competitiva del equipo”, completó la capitana de España.

Serbia está liderada por Tina Krajisnik, la estadounidense nacionalizada Yvonne Anderson, una clásica como Ana Dabovic, y el emblema, Sonja Vasic, jugadora del Uni Girona de 32 años, que hace tres meses anunció su retirada definitiva del baloncesto tras los Juegos de Tokio. Vasic está promediando 15,3 puntos, seis rebotes, cuatro asistencias y 17,7 de valoración en 25 minutos en pista. “Nosotras estamos en construcción, cogiendo roles; y ellas están al límite. Algunas ya han anunciado sus despedidas tras los Juegos. Querrán morir matando en su último baile. Para ellas ese será su plus competitivo”, explicó el seleccionador español, Lucas Mondelo, que confía en controlar el rebote para buscar el contraataque y encontrar los puntos débiles del balance defensivo del rival.

 

Faustino Sáez
elpais.com
fotos LOKOS X EL BALONCESTO FEMENINO