A Miguel Méndez, acostumbrado a ganar los finales apretados y coleccionar títulos, hubiera podido amargarle este Eurobasket una de las conclusiones más crueles que se recuerdan.
Sabe que el tiempo cicatrizará este dolor tan reciente y ya hoy valora, por encima de cualquier medalla, el rendimiento de un equipo diezmado por las bajas y en transición, que ha puesto sólidos cimientos a un nuevo ciclo
—¿Cómo está procesando en estas horas ese final?
Gracias a Dios, he recibido muchos mensajes; uno de ellos, de un hombre sabio que me ha dicho: «Para poder valorar los momentos hace falta que se conviertan en recuerdos». Esa frase me ha gustado mucho y es verdad. Hay que tomar distancia para valorar todo lo que hemos vivido. Hasta esos tres últimos minutos el partido había sido brillante. Lo podemos analizar desde el punto de vista técnico y táctico. Haber tenido que pedir dos tiempos muertos en el tercer cuarto para cortar la reacción que se nos venía encima me dejó con uno solo para los últimos catorce minutos. Y en el final del partido nos costó jugar en ataque. Soy de los que piensan que las ventajas se mantienen atacando y metiendo puntos; no perdiendo el tiempo, con muchos segundos de posesión. Y mucho menos solo defendiendo contra Bélgica, que va a tener sus momentos ofensivos. Hablamos y pedimos continuar con la verticalidad, tratar de ir al aro… Pero no tuvimos canastas, ni tiros libres. Ellas anotaron más puntos gratis. Fue la clave. El final es un cara o cruz que no quiero ni comentar.
—La paradoja es que esa pérdida decisiva se produzca entre dos veteranas, Alba y Mariona. Uno quiere a esas jugadoras con el balón en semejantes momentos.
Efectivamente. Utilicé el último tiempo muerto para eso, para colocar a las jugadoras que quería en las cercanías del balón, esperando las faltas con las mejores en tiros libres. Pero no merece la pena valorar esas acciones. Deberíamos valorar entonces las decisiones del entrenador, las canastas falladas bajo el aro, los tiros libres fallados, los balones perdidos… Creo que el equipo no se merece eso. Mi valoración sincera del campeonato es de sobresaliente. Haber ganado el oro habría estado muy por encima de nuestras posibilidades reales. El equipo lo ha estado. Lo más importante que buscábamos era crear un nuevo equipo, un modelo, una forma de hacer las cosas… y la nota es de diez.
—¿Cree que el entorno también lo está valorando así o que necesitará también su tiempo?
No estoy seguro. En mi «empresa» diría que sí. Me falta hablar con el director deportivo, que estaba en el 3x3 de Ulan Bator, donde han sido campeones, pero tanto la presidenta como el director general de la federación están muy contentos por cómo se ha desarrollado todo. No toco las redes sociales desde hace dos o tres años. Sobre todo en el mundo del deporte femenino son tóxicas y no merece la pena meterse ahí. Y en cuanto a la prensa, las críticas que sean desde el respeto se leen, se aceptan y se pasan por el cerebro. Es lo que toca.
—Acudía con las bajas de Cazorla, Conde o Gustafson y en pleno cambio generacional, se quedan sin Ilyana…
Por eso mi valoración es de diez. Entiendo que ahora duele el resultado porque teníamos el oro en la mano. Habíamos hecho todo lo que teníamos que hacer para ganarlo, pero los partidos duran 40 minutos. Y debíamos haber gestionado de manera diferente esos tres últimos, por supuesto. Sería inútil negarlo. Con todo, lo más importante es la creación del modelo, la forma en que se ha conseguido, la energía que desprende este equipo. En dos años, de 2023 a 2025, hemos competido en dos campeonatos con 21 jugadoras diferentes. Y no contamos a Conde, Cazorla, Gustafson, Ndour, Quevedo, Hermosa y unas cuantas más. Nos vamos casi a treinta. Pocos equipos pueden hacer esto. Italia llevaba casi treinta años sin meterse en semifinales. Bélgica no había conseguido nada antes y veremos qué pasa cuando la generación de Meesseman se acabe. Nuestro plan de ruta es más valorable que sacar oro, plata o bronce.
—Todas las jugadoras han tenido su momento de protagonismo en el torneo.
Exacto. Ese es el modelo que seguimos, de colectivizar el juego. Son los mismos números de Fenerbahce este año, Ekaterinburgo hace cuatro o Schio hace ocho. Forma parte de mi catecismo, de mi forma de entender las cosas. Y cuando lo conseguimos, cuando logramos construir el grupo humano capaz de mantener esto, sucede lo de ahora. Estamos gestionando algo muy chulo. Existe una energía muy positiva con las jóvenes y con las veteranas que han tirado mucho del carro, que nos han ayudado a construir. Estamos en el camino correcto.
—Alba Torrens, rejuvenecida, en el quinteto ideal.
La clave es su ilusión. En la mejor selección española de la historia, la que consiguió tantos títulos, muchas de las jugadoras rendían en la selección por encima de lo que hacían en sus clubes. Ese puede ser el caso de Alba, con lo que ha hecho dentro y fuera del campo. Solo hay que ver las declaraciones de las jóvenes sobre ella. Es la mejor jugadora española de todos los tiempos, no me cabe ninguna duda, y un ser humano excepcional.
—Sobre las gallegas: Carrera es una figura mundial, Ginzo ha ido creciendo y Araújo ha tenido su papel, aunque no jugase en la final.
A María ya la considero como una de las veteranas y ha ayudado a construir esto con su experiencia, su forma de hacer las cosas, las charlas con las demás… Establece un ejemplo para las jóvenes. En la pista ha sido muy importante, titular en varios partidos y ha dado un rendimiento muy bueno. Lo de la final es un poco anécdota, por los emparejamientos defensivos que buscábamos. Lo de Raquel… Había tenido un día de entrenamiento. Le hicimos una prueba el día anterior a salir de Madrid para ver si nos podría ayudar por nuestra precariedad en el juego interior. En los primeros partidos estuvo con reducción de minutos, controlada por preparador físico y médicos. Es una de las líderes del vestuario a pesar de sus 23 años.
—Era más que nunca un cuerpo técnico de corazón celeste con la incorporación de Cristina Cantero.
Ha sido una experiencia muy chula. Ya habíamos trabajado juntos como entrenador y jugadora y ahora, como entrenadores del mismo nivel. Lleva muchos años haciéndolo muy bien en el Celta y muy bien en la selección; ya era de la casa en categorías de formación. Ha sido muy importante en el paso al equipo sénior. Era la encargada del trabajo defensivo del equipo, tanto durante la preparación como en el scouting de los partidos. Y hemos visto cómo ha defendido el equipo, la tremenda seguridad defensiva que hemos tenido durante el campeonato. Una parte importante del mérito es de ella.
—Le toca descansar antes de reincorporarse al Fenerbahce.
Todavía tengo que terminar de cerrar la plantilla. Estamos teniendo muchos problemas para cerrar el roster de este año. La WNBA se ha ampliado en fechas y en febrero y marzo hay un campeonato de 3x3 muy importante al que muchas americanas quieren ir. Me toca confeccionar la plantilla y a finales de agosto me reincorporaré. O sea, que tendré un rato para disfrutar de nuestra ciudad gracias a Dios.
Armando Álvarez
farodevigo.es
foto FIBA