La ala-pívot viguesa pone mirada larga para el equipo de futuro que España ha construido en la cita continental y da valor a plata sin dejar de reconocer el "palo" que significó perder ante Bélgica en tres dolorosos minutos finales
Tiene solo 27 años pero ya ha vivido de todo en el baloncesto. Por eso, María Araújo (Vigo, 1997) relativiza el palo de quedarse sin el oro en el Eurobasket en tres minutos fatídicos ante Bélgica. Recién aterrizada en su ciudad, no resta un ápice al dolor por la pérdida, pero amplía la mirada para valorar a una selección con mucho futuro que ya es subcampeona de Europa en el presente.
¿Sigue doliendo?
La final fue un palo, pero la medalla de plata europea es una recompensa al verano que hemos hecho. Creo que podemos estar muy contentas.
¿Cómo vivió esos últimos minutos?
Creo que todo el partido lo tuvimos en nuestras manos. Fueron 37 minutos bajo control. Al final se nos escapó. Pero ha sido como todos los partidos del campeonato, con mucha tensión, muchos nervios y mucha igualdad. Y cuando estás fuera se sufre más que en la pista. Pero bueno, la gente con la que he hablado me ha dicho que han disfrutado de nuestro juego y eso nos lo llevamos.
Imagino que los momentos tras el bocinazo final fueron muy duros.
Sí, claro. Es un final amargo. No es que nos gane Bélgica, sino que perdimos nosotras. Eso es lo que más rabia te da. El baloncesto se decide en décimas de segundo y por eso también nos gusta tanto. La final salió cruz, pero el Eurobasket ha salido cara.
¿Cómo vivió desde dentro esa cara de la moneda?
Nos hemos ido sorprendiendo a nosotras mismas. Sí que teníamos claro que el núcleo que habíamos creado era especial porque fuera de pista había un aura que hacía mucho tiempo que no sentía. Igual por tener tanta gente joven que transmitía esa ilusión y esas ganas. Eso nos ha ayudado. Y luego, las que somos un poco más veteranas ofrecimos un poco de templanza y de calma. Fue un balance perfecto que ha ido creciendo con el campeonato.
La sensación es que hay equipo para muchos años.
La verdad es que yo también la tengo. También es que la esencia de España es que somos súper competitivas y siempre que hemos integrado gente nueva, su adaptación ha sido fácil. Pero en este caso, ha sido un núcleo entero el que se ha tenido que crear y esta nueva era ha comenzado genial. También te digo que si el resultado no hubiese sido el mismo, creo que este grupo estaría igualmente en el buen camino. Hicimos las cosas muy bien y los resultados acompañaron.
De esa fuerza grupal habla su reacción a adversidades como las lesiones o la hospitalización de Iyana Martín.
Es que nos ha pasado un poco de todo. Ya llegamos con esas bajas que ya conocíamos. En la primera fase, Helena Pueyo anduvo con la espalda tocada. Después el ingreso de Iyana. Era supervivencia. Pero intentar hacerla a ella partícipe de todo esto nos ha dado más fuerzas para seguir luchando y ha salido todo bien. Podemos estar satisfechas.
¿Qué ocurre en el descanso del día de cuartos contra República Checa para semejante cambio?
Miguel nos insistía en todos los partidos que hay que seguir, que esto es muy largo. Nunca nos enfocamos demasiado en dar la vuelta a nada, sino en seguir haciendo nuestro trabajo. Ese día empezamos muy mal y sabíamos que podíamos hacerlo mejor. Fue cuestión de seguir confiando. Y también la locura de la gente joven, que va con todo. Retocamos las cosas que estábamos haciendo peor, salimos y seguimos. Esa es la identidad del equipo, que nunca baja los brazos. Incluso desde antes de empezar, que no se nos daba como favoritas. Siempre nos dio igual lo de fuera y contra Chequia fue lo que se dio.
¿Lo de centrarse en una misma tuvo que ver con mantener la calma en las semifinales ante Francia pese a unas decisiones arbitrales discutibles?
Ya en la fase de grupos, algunas nos sorprendimos del aspecto arbitral. En Euroliga se permite mucho más contacto que en este Eurobasket. La dinámica ha sido siempre bastante uniforme. No sé si me ha encantado, pero sí que fue igual y eso nos ha ayudado a estar centradas en lo nuestro. Es verdad que cuando acabó el partido nos echamos unas risas con la antideportiva o del saque de banda que nos podían haber dado. Estas cosas que cuando acabas en victoria siempre te acabas riendo. Miguel siempre nos decía que el árbitro era trabajo suyo y le hicimos caso.
Ya que lo menciona, ¿cuánta culpa tiene Miguel Méndez de la construcción de este equipo?
El mérito es de Miguel, de todo el equipo técnico y del cuerpo médico. Lo han hecho todo para que siempre estuviéramos bien cuidadas, que la dinámica fuera de buen rollo, que con tanta gente joven es lo que necesitábamos. No sentir presión, estar a gusto, querer entrenar. Es cierto que cuando ha tenido que meter caña, la ha metido. Pero entre todos hemos conseguido que nos diera igual si decían que éramos muy buenas o muy malas. El hecho de centrarnos solo en nosotras no ha ayudado y eso lo ha transmitido siempre Miguel. De hecho, cuando ganamos a Alemania dijo que le daba igual que ahora digan que somos buenísimas. O cuando casi perdemos contra Suecia, no somos tan malas. Esa línea nos ha llevado a esta medallita.
¿Y qué tal Cristina Cantero?
Me ha visto crecer. Ya no es una relación jugadora-entrenadora, sino que hay un cariño personal. Le sobra experiencia y se entiende súper bien con Miguel. Además, el hecho de haber sido jugadora siempre da esa cercanía y esa conexión que lo hace todo más fácil.
¿Y cómo se vio usted en el Eurobasket? ¿Queda la espina de no haber jugado en la final?
Puedo estar contenta con mi trabajo. Era saber adaptarme a mi rol. Si empezaba de titular, si entraba desde el banquillo... Durante el Eurobasket ha ido cambiando mi aportación. Obviamente, me habría gustado jugar en la final. Pero también por temas de rotación. Si Raquel (Carrera) estaba dentro, mejor que no se nos enfríe la niña y que siga jugando como juega de bien.
Ya que menciona a Raquel, va a compartir equipo en Valencia con ella y ambas son canteranas del Celta. ¿Tiene techo?
Dónde puede llegar ya lo sabemos todas. Por eso es una referente en la selección y en su equipo. Estoy muy contenta de jugar con ella porque creo que nos entendemos bien en la pista. Se lo ha currado mogollón para llegar al Eurobasket y hay que recalcar que ha jugado con dolores. En cuanto a su talento, ya sabemos que le sobra, además de la cabeza que tiene a la hora de jugar. Así que estoy feliz de seguir viéndola crecer en Valencia.
¿Y la otra jovencita excéltica? ¡Menudo nivel de Alba Torrens con 35 años!
Es la juventud eterna. Ella nos transmite siempre esta espiritualidad de confiar y seguir adelante. Hace mucho trabajo para mantener su físico en las mejores condiciones, pero tiene un alma que nos da mucha confianza y mucha paz. Y creo que eso es lo que hace que ella pueda seguir sumando como siempre suma.
En Turquía tuvo problemas para jugar en Liga por los cupos. Imagino que llega a Valencia con muchas ganas.
Muchas. La experiencia turca me ha curtido mucho y también fue el club que apostó por mí cuando salía de la lesión. Siempre voy a estar agradecida por ello y por jugar con gente tan buena. Por el tema de los cupos, siempre se complicaba la rotación porque éramos 10 extranjeras y solo podían jugar 4. Así que ahora voy con muchas ganas a un club que tiene mucho recorrido en Liga y Euroliga, con jugadoras con mucho talento, y con ilusión por volver a estar en España. Ayer -por el lunes- me despedía de las chicas y era como "ay, que nos vemos pronto". Ya no era eso de "a ver cuándo nos vemos". Así que contenta.
Supongo que la única pega es no jugar en Navia.
Pues sí. Lo bromeaba con Cris: "Joder, no nos ponemos de acuerdo. Cuando me voy al extranjero es cuando queréis jugar Liga1". Ojalá que se dé pronto lo de volver a Navia y sobre todo por ver al Celta en la primera división, que es su sitio. Estoy segura de que pronto volverá.
Borja Reojos
atlantico.net