"Si salimos concentradas vamos a poder probar cosas e ir recuperando a jugadoras". Este era el patrón que tenía en su cabeza Lucas Mondelo de cara al partido de ayer contra Puerto Rico, teóricamente el más sencillo de esta fase de grupos y frente a un rival que apenas dos horas antes de que las suyas doblegaran a Japón, había perdido por 50 puntos contra Bélgica. Pero cualquier idea preconcebida saltó por los aires. Una excesiva relajación y un adversario sin nada que perder provocaron una situación de cierta alerta que no logró ser reconducida hasta el tercer cuarto. Una falta de tensión que obligó a un esfuerzo extra y que, a punto estuvo de impedir que el seleccionador metiera en dinámica a algunas de sus pupilas, aquellas que deben acabar siendo vitales en el tramo decisivo de esta Copa del Mundo.

Como si estuviera reeditando el arranque del debut, España hizo una puesta en escena deficiente. Muy deficiente. Mala porque delante suyo estaba el que teóricamente es el rival más asequible del grupo (como quedó demostrado el sábado al caer por 50 puntos antes Bélgica). Y aún peor si se tienen en cuenta las prestaciones de las de Mondelo, totalmente desconocidas aún con la atenuante de una posible relajación.

Vale que las boricuas salieron sin ataduras, comandadas por la chispa de O'Neill y Rosado, y la efectividad de cara al aro de Meléndez (3-8). Pero es que con el paso de los minutos España no solo fue incapaz de zafarse de su inicio errático, sino que lo hizo aún más patente. De nada valieron las segundas y terceras opciones de las que dispusieron las hispanas frente a su particular pelea con el tiro exterior (0/6). Puerto Rico aprovechó el regalo y, mientras se frotaba los ojos, un 2+1 de Meléndez las disparaba hasta los diez de diferencia (3-13).

Alternando la zona con una pegajosa defensa individual, las caribeñas le estaban bajando la persiana a los de Mondelo, capaces únicamente de sumar desde el tiro libre mientras convertían en un suplicio personal cada lanzamiento a canasta. El 2/18 al término del primer cuarto (0/8 en triples) lo dice todo de un plantel que por momentos parecía un flan (seis pérdidas en diez minutos) y que hacía estéril su presencia en el rebote ofensivo (seis) para el 8-17 (11').

Para evitar males mayores, y toda vez que no surtió efecto el tiempo muerto pedido tras solo dos minutos de partido, Mondelo tiró ya en el segundo cuarto de su primera unidad, a la que tal vez no hubiera recurrido de discurrir el partido según el guion más elemental. Así, la salida a pista de Palau y Xargay le dio otro ritmo a España y detuvo la sangría? aunque no de forma tajante (16-23, 15'). Fue un triple de la veterana base (tras un 0/9) el espolón necesario para despertar al combinado hispano, que con un parcial de 10-0 tomó la delantera en el electrónico por primera vez en todo el partido (26-23). Pero solo eso. Con un 1/10 desde el arco, 13 pérdidas, y pese a doblar a su rival en el rebote (30 a 15) y una mayor aportación desde el banquillo (14 puntos frente a dos de su adversario), a las locales solo les dio para irse al receso uno arriba (26-25).

Sí fue más reconocible España a la vuelta de vestuarios con un 8-0 sustentado en una mayor fluidez en ataque y la correspondiente presencia interior de Nicholls y Ndour (34-25). La senegalesa asimilada había firmado una primera parte en la línea g lobal del equipo, pero se propuso desquitarse en el tercer periodo haciéndose grande cerca del aro y firmando nueve puntos en seis minutos para disparar a las de Mondelo hasta el 40-31. Todavía muy lejos del escenario previsto, pero sí suficiente para aplacar los ánimos de un conjunto, el portorriqueño, tan aguerrido como en los dos cuartos iniciales, pero sin la clarividencia de esos minutos pretéritos (48-35).

Otro miniarreón inicial (Gerardo Batista, técnico boricua, pidió tiempo a los dos minutos) y nueve puntos seguidos de Astou Ndour (64-45) dieron carpetazo (a cinco minutos del final) a un encuentro sin demasiadas conclusiones positivas que sacar. Superado el encuentro tonto de la cita mundialista, toca poner a directa hasta la lucha por las medallas.

Carlos García
laopinion.es
fotos: FEB