La Selección femenina volvió a visitar As como ha ocurrido siempre en los últimos años. En 2013 vino con el oro europeo colgado al cuello y el último éxito de este equipo, que no se ha bajado del podio desde entonces, ha sido el bronce en el Mundial de Tenerife, una obra de arte creada por el escultor David Rodríguez. “Nos habéis dado un alegrón. Al principio parecía que sí, luego que no y al final fue que sí”, comentaba Alfredo Relaño, director del periódico. Antes la redacción había recibido a las campeonas con una calurosa ovación.

Jorge Garbajosa, presidente de la FEB, reconocía que la Selección, que disputó cuatro partidos en cinco días y siete en nueve en el Mundial, llegó fundida al encuentro por el bronce frente a Bélgica. “Ganamos por ganas, por coraje”, añadía el mandatario al que sólo le faltó un partido ante Estados Unidos para firmar el campeonato perfecto. “Hubiera sido algo muy bueno para el baloncesto, independientemente del resultado”.


España cayó en semifinales ante la Australia de Liz Cambage, que ha dejado huella en esta Selección. “Tengo autógrafos suyos”, bromeaba Laura Nicholls mientras enseñaba sus moratones en los brazos. Bea Sánchez también mostraba una marca de guerra en la barbilla a raíz de un codazo. “Ella mide de más. Me coloqué detrás suya y ni se me veía. Es más ancha que alta”, bromeaba la cántabra, 1,90 frente a los 2,03 de la australiana.

Cambage se cruzó en el camino de la Selección y estropeó el plan de ruta perfecto, que habría terminado igual que el del Mundial de Turquía de 2014 y los Juegos de Río dos años después: con una final ante Estados Unidos. “Mejor que el bronce hubiera sido jugar la final” señalaba Mondelo. “Al momento, sí que puedes estar contento con el bronce, porque terminas el campeonato ganando, pero al final, con el paso del tiempo, lo que te queda es una plata”.
EE UU lleva doce años sin perder un partido (Mundial de 2006 ante Rusia) y es por algo. “La diferencia con el resto de equipos es algo menor en masculino”, explicaba Garbajosa. “Antes de la final les deseé suerte aunque no la necesitaran”, contaba Nicholls. “Les dije: ‘¡Qué bonito deber ser ir a un partido que sabéis que vais a ganar!’. Parece que van poco a poco, pero tienen todo controlado”.

En los próximos días, las internacionales se incorporarán a sus respectivos equipos. Solo cinco de ellas juegan en la Liga Dia: Silvia Domínguez, Laura Gil, Belén Arrojo (Perfumerías Avenida) y Laia Palau y Bea Sánchez (Uni Girona). Rusia, Francia y Turquía serán el destino del resto. “El marcharnos fuera nos ayuda”, aclaraba Laia Palau que, a sus 39 años, vuelve a España tras pasarse las últimas seis temporadas entre Polonia, la República Checa, Australia y Francia. “Antes había equipos fuertes de Euroliga y estábamos aquí, pero en el extranjero tenemos más oportunidades y nos volvemos más competitivas”. Embajadoras de lujo; así es la Marca España.
Las jugadoras suman 111 medallas

La Selección femenina ha subido al podio en los últimos tres Mundiales disputados. La primera medalla intercontinental llegó en la República Checa en 2010. Allí estuvieron Laia Palau, Laura Nicholls, Alba Torrens y Anna Cruz. Cuatro años después, y con estas cuatro jugadoras también en el equipo, España subió un escalón más en el torneo de Estambul y logró la plata, ya con Lucas Mondelo en el banquillo. También estuvieron Silvia Domínguez, Marta Xargay y Laura Gil.
El bronce logrado el domingo en Tenerife es la primera medalla mundial para cinco jugadoras de esta Selección: Cristina Ouviña, Astou Ndour, Queralt Casas, Bea Sánchez y Belén Arrojo.
Entre las doce jugadoras suman 111 medallas: 37 oros, 42 platas y 32 bronces. Laura Gil, con 15, es la jugadora más laureada en la historia del baloncesto español. Si hablamos de medallas con la absoluta, Laia Palau se lleva la palma. Ha estado en once de los 13 podios que ha logrado la Selección femenina en su historia.

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